Por: Seyed Pezhman Madani *
Si bien la República Islámica de Irán es con frecuencia retratada de manera negativa, sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo, su apoyo a la estabilidad regional y su contribución a la paz global han sido significativos.
El rol de Irán en frenar la expansión del extremismo violento, estabilizar regiones volátiles y fomentar la diplomacia ofrece recursos valiosos para los esfuerzos globales contra el terrorismo, beneficiando tanto a la región como al mundo en general.
Uno de los aspectos más destacados de la contribución de Irán a la seguridad global es su participación activa y constante en la lucha contra el terrorismo, especialmente contra grupos como Daesh, Al-Qaeda y otras organizaciones extremistas.
Estos grupos no solo representan una amenaza para Asia Occidental, sino que también tienen repercusiones globales, afectando a países de Europa, Norteamérica y más allá. Las acciones estratégicas de Irán en Irak, Siria y Líbano han sido cruciales para evitar la expansión de redes terroristas transnacionales.
En Irak y Siria, donde los terroristas takfiríes de Daesh representaban una amenaza significativa, la presencia militar e inteligencia de Irán fue esencial para desmantelar al grupo. La cooperación entre las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) y el gobierno iraquí desempeñó un papel clave en la erradicación de la organización terrorista y en la prevención de su expansión hacia Europa y Estados Unidos.
La intervención militar directa de Irán en la lucha contra Daesh redujo significativamente la capacidad del grupo para lanzar ataques a gran escala en otras partes del mundo, mejorando así la seguridad global.
El resurgimiento potencial de estas organizaciones terroristas sigue siendo una amenaza latente, no solo para Asia Occidental, sino para la paz global, lo que hace que la implicación de Irán sea un factor clave en su contención.
La Unión Europea y Estados Unidos también han sufrido las consecuencias de organizaciones terroristas que, en su origen, fueron creadas o apoyadas por potencias occidentales en Asia Occidental, como reconoció el expresidente estadounidense Donald Trump. Estos ataques evidencian los peligros que representan los elementos radicalizados.
El papel estratégico de Irán en la prevención de la expansión del terrorismo no puede ser subestimado. Al contrarrestar activamente a las organizaciones terroristas dentro de la región, Irán ha ayudado a frenar el flujo de combatientes mercenarios extranjeros y a limitar la capacidad operativa de grupos que podrían atacar a Europa o América del Norte.
Al respaldar a gobiernos locales y grupos de resistencia, Irán también ha impedido que estas organizaciones terroristas establezcan bastiones desde los cuales puedan entrenar y lanzar ataques contra naciones de todo el mundo.
Además, la extensa red de inteligencia de Irán, profundamente arraigada en la región, ha proporcionado información valiosa sobre los movimientos y operaciones terroristas.
Esta inteligencia ha sido compartida con actores internacionales, incluidos Europa, China, Rusia y otros, lo que demuestra aún más el papel crucial de Irán en los esfuerzos de lucha contra el terrorismo. A pesar de las tensas relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán, la cooperación en materia de inteligencia ha contribuido innegablemente a la seguridad global, particularmente en Europa, donde el riesgo de terrorismo sigue siendo elevado.
El enfoque de Irán para combatir el terrorismo y promover la estabilidad contrasta marcadamente con las políticas de algunas naciones occidentales. Estados Unidos y las potencias europeas han recurrido con frecuencia a intervenciones militares para abordar el terrorismo y la inestabilidad regional, lo que a menudo ha resultado en conflictos prolongados y consecuencias no deseadas. Las guerras impuestas a Irak y Afganistán, por ejemplo, provocaron una gran pérdida de vidas, desplazamientos y una inestabilidad regional con efectos que trascendieron Asia Occidental.
En contraste, aunque el enfoque de Irán no está exento de complejidades, a menudo ha consistido en apoyar a actores locales, proporcionar inteligencia y participar en esfuerzos diplomáticos.
Al evitar la intervención militar directa en muchos casos y, en su lugar, ofrecer apoyo estratégico a los gobiernos regionales, Irán ha contribuido a un enfoque más sostenible para abordar el terrorismo y la inestabilidad regional.
Las contribuciones de Irán a la seguridad global van más allá de la lucha contra el terrorismo e incluyen la lucha contra el narcotráfico, una amenaza mundial con consecuencias devastadoras. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), aproximadamente 271 millones de personas en el mundo consumieron drogas en 2020, siendo los opioides la categoría más perjudicial.
Afganistán, que produce alrededor del 85 % del opio mundial, es el epicentro de esta crisis. Desde allí, los narcóticos se trafican a través de diversas rutas, incluidas la Ruta de los Balcanes y la Ruta del Sur, hacia Europa, África y otras partes del mundo.
Irán, que comparte una extensa y porosa frontera con Afganistán y Pakistán, es una línea de defensa crítica en la guerra global contra el narcotráfico. Su ubicación estratégica lo convierte tanto en víctima de la crisis como en un actor clave en la prevención de la propagación de narcóticos.
El impacto del tráfico ilícito de drogas trasciende las fronteras de Irán, afectando las economías globales, desestabilizando sociedades y socavando los esfuerzos de desarrollo. Los esfuerzos de Irán contra el narcotráfico contribuyen significativamente a la estabilidad y seguridad internacionales.
Estas medidas han demostrado ser efectivas para interrumpir las cadenas de suministro de drogas. Por ejemplo, las autoridades iraníes incautan miles de toneladas de narcóticos anualmente, impidiendo que lleguen a los mercados europeos y de otras partes del mundo. Solo en 2022, Irán confiscó más de 1,4 millones de kilogramos de opiáceos y drogas sintéticas, lo que subraya su papel fundamental en los esfuerzos globales de control de drogas.
La lucha contra el narcotráfico ha tenido un costo humano tremendo para Irán. Desde principios de la década de 1980, más de 4000 agentes de seguridad y militares iraníes han perdido la vida enfrentándose a los traficantes armados de drogas. Miles más han resultado heridos en violentos enfrentamientos con contrabandistas fuertemente armados decididos a proteger su comercio ilícito.
Estos sacrificios resaltan la dedicación de Irán para salvaguardar no solo a sus propios ciudadanos, sino también a la comunidad global del flagelo de la adicción a las drogas.
El costo financiero de la lucha contra el narcotráfico es igualmente abrumador. Irán asigna fondos sustanciales cada año para asegurar sus fronteras, entrenar personal y adquirir el equipo necesario.
Además, los costos indirectos asociados con el tratamiento de la adicción a las drogas y la gestión de problemas relacionados con el crimen ejercen una presión adicional sobre los recursos económicos. A pesar de estos desafíos, Irán se mantiene firme en su determinación de eliminar el narcotráfico dentro de su territorio y más allá.
A pesar de la representación a menudo injusta de Irán en los medios occidentales, su papel en la lucha contra el terrorismo y la promoción de la estabilidad global no debe subestimarse.
La participación directa de Irán en la lucha contra grupos como Daesh, su compromiso con la prevención del terrorismo en Europa y Estados Unidos, y sus esfuerzos diplomáticos para resolver conflictos lo convierten en un actor clave en la seguridad mundial.
Si bien las diferencias políticas e ideológicas pueden persistir, reconocer las contribuciones de Irán a la lucha contra el terrorismo y la estabilidad regional proporciona perspectivas valiosas que podrían beneficiar no solo a Europa y Estados Unidos, sino al mundo entero.
* Seyed Pezhman Madani es un escritor e investigador con sede en Teherán, especializado en asuntos exteriores.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.