Por Xavier Villar
Durante la reunión trimestral de la Junta de Gobernadores, Grossi reveló que, desde su informe anterior, la cantidad de uranio enriquecido al 60 % en Irán ha aumentado de 182 a 275 kilogramos en tan solo tres meses. Este avance, subrayó el jefe de la AIEA, convierte a Irán en “el único país sin armas nucleares que ha alcanzado este nivel de enriquecimiento”.
A pesar de los datos alarmantes, Grossi insistió en que el programa nuclear iraní mantiene su carácter “completamente pacífico”. Sin embargo, este matiz no ha logrado frenar las crecientes inquietudes internacionales, lo que pone de manifiesto que las críticas de la Unión Europea (UE) responden más a una motivación política que a una preocupación técnica.
En paralelo, el representante de la Unión Europea en Viena emitió un comunicado en el que instó a Irán a cumplir con la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU y con sus compromisos en el marco del acuerdo nuclear (JCPOA). A pesar de las afirmaciones de Grossi, la Unión Europea insistió en que “evitar que Irán desarrolle armas nucleares sigue siendo una de las principales prioridades de seguridad de la UE”. En su declaración, el bloque europeo apeló a todos los países a respaldar la implementación de la resolución 2231 y el acuerdo nuclear, fundamentales para las inspecciones de la AIEA.
A lo largo de su intervención, la UE destacó que los avances nucleares de Irán en los últimos cinco años son “sumamente alarmantes” y advirtió sobre el creciente riesgo de una crisis de proliferación nuclear en la región. No obstante, la Unión Europea reafirmó su compromiso con una solución diplomática, aunque reconoció que los avances de Teherán complican la situación.
El comunicado de la UE también abordó la “producción y acumulación de uranio enriquecido” por parte de Irán, así como la “expansión de sus capacidades y operaciones de enriquecimiento”. Según el bloque europeo, estas acciones “conllevan riesgos significativos de proliferación nuclear” y generan “serias dudas sobre las intenciones de Teherán”, ya que, a su juicio, “no existe justificación civil creíble para este nivel de actividades nucleares”. Además, la UE destacó que Irán es “el único país no nuclear que produce y almacena uranio altamente enriquecido de forma continua”.
En consecuencia, la Unión Europea planteó varias demandas, entre ellas el “retorno inmediato al cumplimiento de sus compromisos de no proliferación”, la “aplicación provisional del Protocolo Adicional”, la “implementación total de las medidas de supervisión y verificación del JCPOA” y la “adhesión a la cláusula enmendada 3.1”.
Asimismo, la Unión Europea ha reiterado su llamado a que Irán cumpla con sus compromisos en el marco del acuerdo nuclear y ha instado al país a cooperar de manera más estrecha con la AIEA.
Esta declaración se produce en un contexto complicado en el que los países europeos, especialmente los miembros del E3 (Alemania, Francia y Reino Unido), han adoptado una postura ambigua hacia Irán en los últimos años. Aunque, bajo la bandera de declaraciones diplomáticas y apoyo a la AIEA, intentan ejercer presiones, en la práctica no han adoptado medidas efectivas para salvaguardar el acuerdo nuclear ni para reducir las sanciones impuestas por Estados Unidos.
La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y la creciente distancia entre Europa y EE.UU. han complicado aún más la diplomacia en torno al tema. En este escenario, uno de los desarrollos más relevantes ha sido el retraso en la presentación del informe completo de la AIEA sobre Irán, el cual, previsto para la reciente sesión del Consejo de Gobernadores, ha sido aplazado hasta la primavera de 2025.
Este retraso podría tener dos posibles consecuencias: “una oportunidad para la diplomacia” o “un aumento de tensiones y desconfianza”. Si este aplazamiento solo sirve para ganar tiempo y posponer decisiones difíciles, es probable que en la próxima reunión del Consejo de Gobernadores, Occidente —y en particular Europa— recurra al mecanismo de activación (trigger mechanism) o implemente nuevas sanciones. En este sentido, la declaración emitida el martes por el representante de la UE podría interpretarse como un intento de preparar el terreno para futuras justificaciones en caso de que se intensifiquen las medidas contra Irán.
Por su parte, Howard Solomon, representante interino de Estados Unidos ante la AIEA, calificó el informe más reciente del organismo sobre Irán como “peligroso”, reflejando el temor de Washington ante los progresos nucleares de Teherán. En su intervención, Solomon destacó la gravedad de la situación y pidió la publicación pública del informe del director general sobre el programa nuclear iraní, asegurando que “Estados Unidos estará monitoreando de cerca este asunto”.
Sin embargo, las acusaciones de Washington no fueron compartidas de la misma forma por otros miembros. Mijaíl Uliánov, representante de Rusia ante las organizaciones internacionales en Viena, consideró la reunión “aburrida”, señalando la falta de novedades en la agenda, especialmente en lo que respecta a Irán. Uliánov, en un tono crítico, defendió la postura de Irán, subrayando que, en respuesta a la política de “presión máxima” de Estados Unidos, el país persa ha mostrado una gran paciencia, cumpliendo con sus compromisos en el marco del acuerdo nuclear y otros acuerdos internacionales hasta febrero de 2021.
El diplomático ruso argumentó que las acusaciones contra Irán, como las reflejadas en el informe de la AIEA, son el resultado directo del ejercicio del derecho que le otorga la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU. En este sentido, Uliánov defendió el aumento del 60 % en la producción de uranio de Irán, señalando que esta decisión fue una consecuencia de las acciones “irresponsables” de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, quienes, según él, han debilitado deliberadamente los acuerdos alcanzados durante la visita de noviembre de Rafael Grossi a Teherán.
Por último, Uliánov resaltó que Irán sigue siendo el miembro más verificado de la AIEA, contrastando con otros países no nucleares que critican su programa, y defendió que el uso de mecanismos protectores por parte de Irán es completamente justificado dadas las circunstancias.