Publicada: lunes, 10 de marzo de 2025 3:48

Itamar Greenberg anunció que el ejército israelí lo liberó después de 197 días en prisión, describiendo el tiempo como “largo y agotador”.

Por: Humaira Ahad

En una publicación en X, antes conocido como Twitter, el 4 de marzo, Itamar Greenberg dijo que el ejército israelí finalmente había decidido liberarlo después de 197 días en prisión, calificándolo como un “tiempo largo y agotador”.

“El mal debería empezar a temblar a partir de hoy porque estoy en la lucha contra él con toda mi fuerza, hasta que este mundo sea un lugar mejor”, escribió Greenberg, quien se autodenomina un “refusenik”.

Esto ocurrió solo un día después de que dijera que volvería a prisión —por sexta vez— por “negarse a participar en los crímenes de Israel” contra los palestinos en la sitiada Franja de Gaza y en la ocupada Cisjordania.

“No al genocidio. No a la opresión. No a la ocupación. No al apartheid. Nos negamos a sostener un arma. ¿Te negarás a proveerla?”, escribió en la publicación de X, que iba acompañada de un vídeo de su declaración.

“La Cisjordania está ardiendo. Gaza está destruida. Decenas de miles han sido asesinados. Esto no es ‘defensa’ —esto es un régimen coercitivo que está perdiendo su humanidad. ¿Cuál es tu línea roja? La mía ya ha desaparecido”, apuntó.

¿Quiénes son los refuseniks?

Como el servicio militar es obligatorio para la mayoría de los colonos israelíes a partir de los 18 años, algunos adolescentes criados en la sociedad colonizadora israelí se han negado a alistarse en el ejército.

Estos jóvenes son conocidos como “refuseniks”.

Los objetores de conciencia, también conocidos como “refuseniks”, suelen ser juzgados en el centro de reclutamiento militar y sentenciados a entre 10 y 21 días de prisión.

Tras su liberación, se les pide que se presenten nuevamente en el centro de reclutamiento, donde suelen anunciar nuevamente que siguen negándose a alistarse. Israel hace que los refuseniks pasen meses en prisión durante varios periodos consecutivos.

Provenir de una familia ultraortodoxa, con un padre que servía en el ejército israelí, hizo que la negativa fuera aún más difícil para Greenberg.

“Crecí con un padre que sirvió en el servicio de reserva durante 25 años, y hasta ahora ha estado en la reserva durante 10 meses. Esto afecta mucho el ambiente en casa”, dijo Greenberg a la revista +972.

“No es fácil… El verdadero costo de la negativa no es la prisión, sino lo que pasa afuera. Me importa el precio que (mi familia) paga porque no lo merecen”, adujo.

A medida que su conciencia política crecía, Greenberg rechazó seguir un sistema basado en la opresión y ocupación desatada contra los palestinos en la Franja de Gaza y Cisjordania ocupada.

“Dejé la religión, y como he sido una persona muy política desde joven, esto me dirigió hacia la justicia, y llegué a donde estoy hoy. Creo que la decisión de negarme es un resultado directo de eso”, añadió.

A medida que la verdadera cara de la opresión colonizadora israelí contra los palestinos sale a la luz, muchos jóvenes se están negando a servir en las fuerzas de ocupación sionistas.

En septiembre de 2023, 230 adolescentes israelíes escribieron una carta anunciando su negativa a unirse al ejército israelí. Después del evento, casi 50 estudiantes israelíes firmaron una carta de negativa, con algunos incluso quemando sus órdenes de conscripción mientras anunciaban públicamente su negativa a unirse al ejército de ocupación.

 

Sin embargo, para los “refuseniks”, el camino está lleno de dificultades. Se enfrentan a un ostracismo masivo por parte de la sociedad colonizadora israelí. Muchos han sido considerados traidores, ya que su objeción a servir en el ejército israelí es vista como una señal de traición.

Greenberg también ha sido víctima de crímenes de odio por parte de otros colonos. Fue atacado y sufrió abusos por parte de quienes lo rodeaban en los territorios ocupados.

“Fui atacado esta noche mientras estaba de pie en protesta cerca de una manifestación de derecha que pedía abiertamente más guerra y genocidio contra los palestinos. Niños me escupieron, rompieron mis carteles y me arrojaron petardos. Es desgarrador ver lo que les están enseñando”, escribió en su cuenta de X el 27 de febrero.

Greenberg forma parte de una red creciente de jóvenes colonos israelíes que se niegan a servir en el ejército. Han formado un grupo llamado Mesarvot, que en hebreo significa “nos negamos”, donde los jóvenes se apoyan mutuamente mientras preparan su negativa a unirse a las fuerzas de ocupación israelíes.

Mesarvot proporciona apoyo a los refuseniks para prepararse para la prisión y casos legales. El grupo también ofrece a sus miembros un sentido de comunidad mientras enfrentan el rechazo de la sociedad colonizadora israelí.

Iddo Elam también ha sido etiquetado como traidor. “Me tratan como a un traidor. Se ríen en mi cara cuando me ven con palestinos. Me di cuenta de que todo este sistema es muy corruptor”, dijo Elam a The Intercept.

Elam planea negarse a unirse al servicio militar obligatorio cuando llegue su fecha de conscripción, unos meses después de graduarse. También se ha unido a Mesarvot para recibir apoyo moral.

“La sociedad israelí ahora es muy militarista. Quiero decirle al mundo que los activistas por la paz y contra el apartheid, contra la ocupación, no se sienten seguros. Muchos de ellos han sido atacados, han sido identificados, han sido amenazados, arrestados”, añadió el joven.

Militarización de la educación

En los territorios ocupados, los programas conjuntos dirigidos por el ministerio de educación del régimen y el ejército existen desde hace años. Las colaboraciones están destinadas a inculcar lealtad al régimen ilegítimo y fortalecer los lazos entre las escuelas israelíes y el ejército.

“Fomentar el servicio en las FDI (fuerzas de ocupación israelíes) no es un favor que estamos haciendo para las FDI, sino una cuestión moral”, dijo una vez el exministro de educación israelí Gideon Saar en una entrevista.

Se realizan muchos programas en los que se invita a coroneles del ejército israelí a las escuelas para alentar a los estudiantes a unirse al ejército e inscribirse en roles de combate.

Según Sahar Vardi, miembro de New Profile, una organización que promueve reducir la influencia del ejército en la sociedad colonizadora israelí, “(El sistema educativo enseña a los jóvenes que) lo que hace el ejército está bien, que la violencia como forma de resolver problemas es legítima. No solo es legítima, sino que también es promovida por la sociedad”. Vardi también se negó a realizar su servicio militar obligatorio en 2008.

En un intento por enfrentar su crisis de evasión del servicio militar, el régimen también ha estado dirigiendo a los profesores universitarios para alentar a los estudiantes a unirse al ejército.

Según un informe de New Profile, “Las escuelas israelíes incorporan el carácter militar en sus programas educativos, con el conocimiento y el apoyo del ministerio de educación. Estas escuelas reclutan estudiantes menores de 15 años y los obligan a asimilarse dentro de una naturaleza militar impuesta por la administración escolar”.

El ministerio de educación del régimen está llevando a cabo proyectos para reclutar a cientos de oficiales retirados del ejército y la inteligencia para cargos educativos y de gestión escolar.

En 2017, un periódico israelí reveló que niños colonos israelíes de primaria habían recibido entrenamiento en el uso de armas, en un campamento de verano dentro de un asentamiento en la Cisjordania ocupada.

“Muchos de los israelíes que no consideran (negarse al servicio militar) porque nacieron en la sociedad israelí, una sociedad que desde el jardín de infantes nos enseña sobre guerras pasadas, sobre héroes nacionalistas israelíes”, explicó Elam sobre la sociedad israelí.

En 2016, una escuela en Tel Aviv hizo una presentación sobre armas a niños de ocho años. El entrenamiento incluyó el uso de bombas sonoras, gas pimienta y detonadores eléctricos.

En 2015, el Centro de Investigación sobre Globalización, una ONG con sede en Canadá, explicó que “los maestros israelíes creen que el ejército y las escuelas trabajan codo a codo”.

Conciencia creciente sobre la ocupación

Greenberg ha estado durante mucho tiempo aumentando la conciencia sobre la ocupación israelí entre la comunidad colonizadora en los territorios ocupados.

“Creo que este es un mensaje importante para la sociedad israelí, para comenzar a decir no. Insto a mis compañeros a reflexionar sobre lo que están haciendo. El alistamiento es una elección política, y así debería tratarse. Tenemos el derecho de elegir lo que creemos”, expresó Greenberg.

Greenberg está activo en la Cisjordania ocupada. Ha sido testigo directo de la brutalidad de Israel.

“Estar presente en Cisjordania cambia las percepciones, te familiariza con la ocupación y la opresión, y te convierte de un oyente en un socio físico de la experiencia. Aunque no la experimento personalmente, tengo amigos que enfrentan opresión diaria, personas que quieren echarlos de sus casas. Cuando lo ves con tus propios ojos, no se va. Estoy caminando por aquí, pero mi cabeza está allá”, remarcó Greenberg, explicando la brutalidad israelí en la Cisjordania ocupada.

Crítico de la ocupación israelí, Evyatar Rubin, también un refusenik, admitió haber descubierto las horribles realidades de la Cisjordania ocupada solo cuando tenía 16 años.

Rubin tiene ahora 20 años y ha pasado cuatro meses en prisión por haberse negado a enlistarse en el servicio militar obligatorio.

Otro refusenik, Shahar Schwartz, señaló que rechazó ser parte del servicio militar obligatorio después de haber sido expuesto a las políticas opresivas del ejército en la Cisjordania ocupada.

“Mi principal problema es con lo que el ejército está haciendo en la Cisjordania ocupada y Gaza, pero cuando dices cosas como esa en el (comité militar), lo llaman ‘negativa selectiva’ y no te dan una exención”, observó Schwartz.

“Decidí negarme porque el objetivo principal del ejército es la limpieza étnica de los no judíos, como hacen en Masafer Yatta (Cisjordania ocupada). Esto es algo que no puedo tolerar, ni ideológicamente ni moralmente. Por eso elegí no servir”, explicó Schwartz sobre su decisión de ser un refusenik.

Greenberg enfatiza que nunca “participará en este odio eterno y la aniquilación de personas”. Cree que negarse a participar en las injusticias es el primer paso hacia el cambio y la reconciliación.

El joven quiere que los palestinos sepan que hay personas que están luchando, “quizás no suficientes, pero aún así luchando, y están dispuestas a pagar un precio personal muy alto por elegir luchar por la justicia y la igualdad”.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.