Netanyahu subirá al estrado este martes en una sala subterránea y fortificada de Tel Aviv, ante la amenaza de un posible ataque a propósito de la cita judicial, tal y como ha advertido el servicio de inteligencia interior (Shin Bet) a la administración de tribunales de Israel.
Netanyahu se enfrenta a tres casos separados de corrupción presentados en 2019: Caso 1000, Caso 2000 y Caso 4000, que incluyen acusaciones de soborno, fraude y abuso de confianza.
Un tribunal de distrito de Al-Quds (Jerusalén) rechazó el jueves la solicitud de Netanyahu de limitar a dos veces por semana su obligatoria comparecencia ante la corte, en el marco del juicio que se le sigue por corrupción. Los jueces dictaminaron que “no encontraron ninguna razón convincente” para satisfacer esa petición y lo obligaron a testificar tres veces por semana.
El juicio, que comenzó en mayo de 2020, se ha pospuesto varias veces y ahora está programado para el 10 de diciembre. El equipo legal de Netanyahu ha intentado solicitar aplazamientos en el juicio.
El proceso debía haberse efectuado en noviembre de 2023, pero que logró retrasar varias veces con el pretexto de la guerra en Gaza.
En julio, su defensa solicitó aplazar la vista para marzo de 2025, pero el tribunal lo rechazó y fijó la fecha para el 2 de diciembre, que luego accedió a posponer solo ocho días.
Netanyahu también está implicado en el caso de escándalo conocido como ‘BibiLeaks’, en el que un portavoz del político y un suboficial reservista están acusados de conspirar para filtrar a la prensa extranjera un documento clasificado, con el objetivo de influir en la opinión pública contra un acuerdo de alto el fuego en Gaza.
Analistas y observadores aseveran que, en sus esfuerzos por evitar los juicios y la posible condena, Netanyahu ha estado extendiendo y expandiendo las guerras en la región, especialmente contra la sitiada Franja de Gaza.
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