Cientos de miles de palestinos sufren las consecuencias del asedio israelí a la Franja de Gaza. El corte del suministro eléctrico al enclave por parte del régimen de Tel Aviv, acentúa la crisis de acceso al agua potable, al afectar el funcionamiento de la principal planta desalinizadora de la región.
El corte del suministro eléctrico a Gaza sigue a la decisión del régimen israelí de reanudar el bloqueo total de la entrada de ayuda humanitaria al sitiado enclave palestino. La situación de la población palestina es desesperada ante la escasez de insumos vitales para la supervivencia.
En opinión de los palestinos, la política de castigo colectivo contra la población de Gaza, se corresponde con los planes esbozados por el presidente de EE.UU., Donald Trump, para el desplazamiento forzado de los gazatíes.
A pesar de la frágil tregua existente en Gaza, el régimen israelí prosigue con su política de exterminio contra la población palestina. En este escenario, desde Naciones Unidas han pedido que se permita nuevamente la entrada de ayuda humanitaria en la Franja, para satisfacer las necesidades básicas de la población.
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