• El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.
Publicada: viernes, 1 de enero de 2016 11:35

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, criticó la conducta antirrusa de ciertos miembros de la OTAN que consideran una “agresión” las acciones de Moscú en la Península de Crimea.

“Creo que ellos (nuevos miembros de la OTAN) simplemente están utilizando su (negativa) posición histórica hacia Rusia para demostrar que lo que pasó en Crimea fue consecuencia de nuestra agresión”, indicó Lavrov en una entrevista concedida el miércoles a la cadena de la televisión rusa Zvezda.

Creo que ellos (nuevos miembros de la OTAN) simplemente están utilizando su (negativa) posición histórica hacia Rusia para demostrar que lo que pasó en Crimea fue consecuencia de nuestra agresión”, indicó el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.

El canciller ruso agregó que esos países utilizan el tema de Crimea como un pretexto para poder moverse cada vez más cerca de las fronteras.

Según Lavrov, algunos de los miembros actúan de forma como si las fuerzas rusas les van a atacar en un futuro cercano. “Todo el mundo sabe que las fuerzas armadas de Rusia nunca entrarán en los países miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántica Norte). Nadie ni siquiera pensará en ello”, dijo.

El titular ruso además recordó que luego de la desaparición de la antigua Unión Soviética (URSS), el Occidente había prometido a Moscú que la OTAN no se expandirá hacia el este, contrario a lo que está haciendo. Añadió que Moscú está buscando esos documentos archivados al respecto.

Soldados de la Organización del Tratados del Atlántico Norte (OTAN).

 

La Alianza Atlántica comenzó a aumentar sus maniobras con la crisis provocada por el derrocamiento, en febrero del 2014, del hasta entonces presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, después de encallar las negociaciones de un acuerdo de asociación con la Unión Europea, en noviembre de 2013.

La sustitución de Yanukóvich por dirigentes proccidentales provocó una sublevación en el este de Ucrania, de cultura y lengua rusas, que se tradujo en la adhesión de Crimea a la Federación rusa —tras un referéndum no reconocido por el Occidente— y en la proclamación de la independencia en las provincias de Donetsk y Lugansk, lo que a su vez desencadenó las operaciones militares “antiterroristas” de Kiev.

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