La precampaña electoral en Brasil, sigue señalada por el asesinato de un militante del partido del expresidente Lula da Silva. Marcelo Arruda perdió la vida el sábado pasado, a causa de disparos de un agente de la policía, partidario del actual presidente, Jair Bolsonaro. Para Lula, se trata de un crimen político que tanto el exmandatario como su partido condenaron.
Lula culpa de este asesinato al odio que ha difundido Bolsonaro. Sin embargo, exigió a sus partidarios que no caigan en las provocaciones del bolsonarismo. El mandatario de la ultraderecha, está haciendo todo lo posible para poder gobernar el país, 4 años más. Su Gobierno logró aprobar en el Congreso, una propuesta que declara al país en "estado de emergencia" y liberar un paquete de ayudas sociales de más de 7000 millones de dólares. Una medida que puede ayudar a que el mandatario, suba en las encuestas, y que, por ser una medida eminentemente electoral, es criticada por la oposición.
Aun así, las encuestas dan a Lula, como ganador a las elecciones presidenciales de octubre; muchos líderes progresistas de la región, desde ya están dando la bienvenida a su vuelta al poder, elogiando cómo luchó por recuperar su libertad y cómo ahora busca ganar otro mandato.
Tras el ascenso al poder de Xiomara Castro en Honduras, Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia, la posible victoria de Lula, podría ser otro avance para la ola triunfal de la izquierda en América Latina.
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