Durante una entrevista con la televisión cubana, el diplomático Carlos Fernández de Cossío calificó de “lógico” que Estados Unidos considere el tema migratorio como una prioridad en su agenda, dado que es una nación conformada históricamente por migrantes llegados desde Europa y otras regiones del mundo.
En relación con los cubanos en la sociedad estadounidense, el funcionario explicó que su amplia presencia abarca diversos grupos: personas nacidas en EE.UU. que son identificadas como cubanas por herencia familiar, otros que han obtenido la ciudadanía o residencia temporal, y aquellos que carecen de un estatus legal reconocido (indocumentados), lo que los coloca en una situación de incertidumbre al no haber sido plenamente integrados y enfrentar el riesgo de deportación.
Fernández de Cossío recordó que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos son complejas en múltiples aspectos, incluido el tratamiento de las deportaciones masivas. Esto ocurre a pesar de los acuerdos migratorios bilaterales, cuyo objetivo es abordar los problemas asociados con la migración irregular, el desorden y la inseguridad que afectan a ambos países.
Al referirse a la amenaza de deportaciones masivas de cubanos, el funcionario explicó que muchos migrantes fueron impulsados a dejar su país debido a las difíciles condiciones económicas en Cuba, agravadas por el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos.
Calificó de “contradictorio” que se expulse a personas que ya tienen familias, empleos y propiedades establecidas en territorio estadounidense, especialmente cuando existen acuerdos migratorios que, en el pasado, demostraron funcionar de manera efectiva.
En otra parte de sus palabras, el viceministro destacó que la migración irregular ha disminuido significativamente en períodos de acercamiento y entendimiento entre ambos países, subrayando la importancia de mantener diálogos constructivos para abordar este fenómeno de manera ordenada y humana.
Cossío condenó la estrategia de EE.UU. dirigida a frenar las fuentes de ingresos económicos de Cuba, cortar sus vínculos con otros países y limitar su cooperación internacional, incluidos los programas médicos que son una pieza clave en la economía y proyección global de la isla.
De igual manera, enfatizó que las acusaciones contra Cuba por “tráfico de personas” o “esclavitud” carecen de fundamento, ya que los profesionales reciben salarios en su país y estipendios en las naciones donde prestan servicios de forma voluntaria, respetando siempre su dignidad y derechos laborales.
En ese contexto, destacó los esfuerzos de unidad del gobierno cubano frente a las acciones de Estados Unidos, cuyo objetivo es reprimir cualquier posibilidad de que los ciudadanos fortalezcan vínculos con su país de origen.
Además, reiteró la total disposición de Cuba al diálogo con la Administración estadounidense, desde una posición de respeto mutuo, pero sin renunciar al derecho soberano de autodeterminación del pueblo cubano.
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