No ha pasado ni siquiera una semana en la Casa Blanca y el presidente Trump ya amenaza con desmantelar el legado que dejó el expresidente Barack Obama.
Con el poder de su firma, ha creado órdenes ejecutivas que afectan tratados internacionales, ha revertido las instrucciones de Obama de frenar la construcción de oleoductos y asegura cambios en las leyes de migración así como dar inicio al infame muro ente México y Estados Unidos.
El mandatario ha forzado a las automotrices y otras empresas a mantener sus fábricas de ensamblaje dentro de Estados Unidos, bajo la política de que todo debe ser producido, según sus propias palabras, "por americanos en América".
Varios miembros del Partido Republicano y casi todos los del Partido Demócrata están en desacuerdo con el comportamiento de Trump, el cual se compara con el de un niño consentido y malcriado que si no se hace lo que él dice, hace berrinche. La diferencia es que a un niño lo castigan y lo mandan a su recámara mientras que Trump sigue en el Salón Oval, quizás el recinto más poderoso de EE.UU.
Víctor Cordero, Los Ángeles.
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