Managua atribuye el cese de la membresía en estas organizaciones a la anulación de la misión fundacional y, por el contrario, prestarse para acciones injerencistas, según se lee en una nota de prensa difundida por las autoridades.
“Somos una potencia de dignidad y jamás aceptaremos injerencias”, reafirmó en tal sentido la copresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, según informan medios locales.
La Cancillería nicaragüense ya ha notificado a los directores de ambas instituciones la decisión del país, exigiendo el cierre inmediato de las oficinas de la Organización Internacional de Migraciones.
Por su parte, en un comunicado firmado por el canciller, Valdrack Jaentschke, Managua acusa a la OIM de difundir “información falsa, malintencionada e irresponsable” en su más reciente informe sobre migraciones en el mundo, y de carecer de visión y acciones para el abordaje serio de las causas estructurales de la migración, utilizando un doble rasero en el tratamiento de los Estados.
De igual manera, en otro documento dirigido a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el diplomático sostuvo que las quejas formuladas contra la nación centroamericana ante el organismo evidencian su desnaturalización.
Para fundamentar su apreciación, Jaentschke aseveró que el ente adscrito a las Naciones Unidas ha actuado de manera politizada y se ha prestado a maniobras de desestabilización e injerencismo, al conocer temas esencialmente políticos y propios de la jurisdicción interna de los Estados.
El Gobierno de Nicaragua dejó claro que continuará actuando en defensa de su modelo de gobierno basado en la soberanía, la independencia y la justicia social, sin permitir injerencias de organismos que han abandonado su misión original y responden a intereses ajenos a los pueblos.
El país también anunció el pasado jueves su salida oficial del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU), informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua.
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