• Siria, un territorio de confrontación: El rol de Turquía, Irán y países árabes
Publicada: martes, 14 de enero de 2025 8:30

Según varios analistas iraníes, la caída del gobierno de Bashar al-Asad ha generado un dilema singular para los países árabes, especialmente para Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

Por Xavier Villar

Si bien ambos se sienten aliviados por la pérdida de poder e influencia de Irán en Siria, el desmoronamiento del régimen sirio ha facilitado, al mismo tiempo, el ascenso de los islamistas sunitas en el país. Estos grupos, precisamente los mismos que Riad y Abu Dabi han intentado suprimir durante años con grandes esfuerzos y recursos, se han fortalecido tras el declive iraní. Ahora, los países árabes sunníes se ven obligados a confrontar a estos islamistas en una nueva etapa: como un gobierno consolidado.

Antes de la caída del gobierno de Bashar al-Asad, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos intentaron iniciar un proceso de reconciliación con él, con la esperanza de distanciarlo de la esfera de influencia de Irán. Los esfuerzos de ambos países comenzaron a principios de 2023, culminando con la visita de Al-Asad a los Emiratos en marzo y a Riad en mayo de ese mismo año. Parecía que el proceso de acercamiento avanzaba favorablemente, especialmente cuando Arabia Saudita reabrió su embajada en Damasco en septiembre de 2023.

Según Armin Montazeri, experto en política internacional, una de las razones detrás de la iniciativa de Arabia Saudita fue la serie de ataques de Israel a las posiciones iraníes en la región del Levante. Ante esta situación, Arabia Saudita probablemente consideró que, dado el debilitamiento de Irán a raíz de los ataques israelíes, era el momento idóneo para acelerar la reconciliación con Bashar al-Asad e intentar, al mismo tiempo, distanciarlo de Teherán. Sin embargo, Arabia Saudita pasó por alto una realidad fundamental: el vacío que dejaría la posible salida de Irán de Siria sería rápidamente llenado por los rebeldes sunitas apoyados por Turquía, algo que ocurrió con rapidez, en un plazo de apenas dos semanas.

Desde la perspectiva de las monarquías del Golfo Pérsico, lo más relevante es que los desarrollos en Siria permanecerán en constante evolución durante al menos los próximos años, lo que les brinda a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos el tiempo necesario para diseñar una estrategia adecuada.

Arabia Saudita está buscando aumentar su influencia en Siria tras la caída del régimen de Bashar al-Asad a manos de los rebeldes islamistas. Riad, que este mes envió alimentos, refugio y equipos médicos al país, ahora se encuentra negociando para ofrecer un apoyo más sustancial, con el objetivo de asistir en la transición política de este país devastado por la guerra.

Arabia Saudita busca asumir el liderazgo en la coordinación de los esfuerzos regionales destinados a mejorar la situación en Siria.

Sin embargo, para lograr ese liderazgo, es fundamental considerar la posición de Turquía, que ha emergido reforzada de la crisis siria, consolidando su papel regional. En este contexto, se podría argumentar que, en el caso específico de Siria, Turquía podría ser el actor principal en los desarrollos futuros del país, dejando poco margen de acción a las monarquías del Golfo Pérsico.

Este papel no está exento de responsabilidades. Turquía se verá obligada a gestionar la situación en Siria y a financiar los esfuerzos necesarios para garantizar la seguridad y estabilidad en la región. Los desafíos que enfrenta en esta tarea son, sin duda, complejos y de gran envergadura. Además, con Irán y Rusia desempeñando un papel menos activo que en 2015, Turquía se enfrentará a nuevas dinámicas en la región. La entrada de Israel en el escenario sirio, como aliado de Turquía, solo añade una capa adicional de complejidad a estos desafíos.

Las tensiones entre Irán y Turquía aumentarán, pero la probabilidad de que estalle una guerra importante entre ambos países es baja debido a consideraciones estratégicas e históricas, por lo que se considera una opción débil y poco probable.

Si la inestabilidad en Siria continúa a su ritmo actual, la probabilidad de la caída del gobierno sirio será mayor que en los últimos años. Sin el refuerzo de la presencia iraní, la entrada de fuerzas de resistencia y la ayuda de Rusia, especialmente de su fuerza aérea, el gobierno central de Siria no podrá superar la crisis actual por sí mismo.

Por último, y según varios expertos, como Jafar Haqpanah, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Teherán, es probable que Irán repita el papel que desempeñó en Afganistán. Es decir, buscará mantener su capacidad de influencia en Siria, pero evitando asumir costos innecesarios en este momento. En este sentido, todo indica que Siria será, al menos durante los próximos cinco años, un campo de confrontación para este tipo de disputas. Irán y Turquía cooperarán en algunos aspectos, pero también competirán en otros.