Publicada: lunes, 16 de junio de 2025 1:23

La agresión israelí contra Irán, tras el “ultimátum” de Trump, revela negociaciones de mala fe y la complicidad en terrorismo y asesinatos selectivos.

Por: Musa Iqbal *

La última agresión israelí contra Irán siguió al “ultimátum” de 60 días del presidente estadounidense Donald Trump, exponiendo las negociaciones nucleares de mala fe y la profunda complicidad en el terrorismo del régimen sionista y los asesinatos selectivos dentro de Irán.

Hace exactamente 62 días, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió una amenaza directa contra Irán: rendirse y capitular su programa nuclear civil en dos meses, o enfrentar un ataque inminente.

Pasaron los dos meses, y los iraníes despertaron el viernes con el sonido de los aviones de guerra israelíes bombardeando diferentes partes del país en un asalto terrorista aprobado y fomentado por Washington.

Desde el mismo comienzo de la agresión israelí, que atacó áreas residenciales, instalaciones nucleares y militares, y que resultó en el asesinato de altos generales militares y científicos nucleares, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, publicó una declaración en la que afirmaba que la agresión israelí es “unilateral”.

Esto es una total fabricación, que contradice las propias declaraciones de Trump, quien dijo que se alcanzó el “día 61”, en el cual siguió sus amenazas mediante una campaña de bombardeos israelíes.

No se puede negar: Estados Unidos es completamente responsable y cómplice de esta agresión.

Las negociaciones fueron una táctica dilatoria, como también lo reconoció The Wall Street Journal, que desde el inicio fueron conducidas por Estados Unidos de mala fe. Incluso las demandas estadounidenses durante las negociaciones mediadas por Omán exigían la destrucción total de las instalaciones ahora atacadas.

Además, Estados Unidos siempre ha compartido inteligencia militar con el régimen israelí cuando ha sido relevante. Lo ha hecho durante el genocidio en Gaza, que ha cobrado la vida de más de 52 000 palestinos, así como en las agresiones a Líbano, Siria y Yemen.

Este es el statu quo de la cooperación entre Estados Unidos e Israel: sería una extraña excepción que Estados Unidos no ayudara al régimen en una campaña de bombardeos que es condenada globalmente y vista como una escalada significativa de las tensiones.

De hecho, no se debe olvidar que la complicidad de Estados Unidos fue muy clara cuando Israel asesinó al líder del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismael Haniya, en octubre de 2024, en pleno corazón de Teherán.

Sumado a la inteligencia, se debe recordar que las mismas armas utilizadas por Israel son, en su mayoría, de fabricación estadounidense. Estados Unidos ha proporcionado a Israel más de 22 mil millones de dólares en armamento desde el 7 de octubre de 2023.

Esto incluye armamento no solo para llevar a cabo el genocidio en Gaza, sino para reponer los interceptores del sistema Cúpula de Hierro de Israel, así como bombas y misiles de varias toneladas lanzados sobre Gaza, Yemen, Siria y ahora Irán.

Políticamente, no hay acción que Israel pueda tomar que Estados Unidos no respalde. Los líderes estadounidenses han protegido a Israel de la rendición de cuentas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), vetando resoluciones que condenan sus acciones, lanzando sanciones contra jueces de la Corte Penal Internacional (CPI) que emitieron órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y castigando a países como Sudáfrica por emprender acciones legales contra Israel.

En casa, ha castigado a los disidentes políticos y lanzado cazas de brujas contra los activistas pro-Palestina por arrojar luz sobre los crímenes de guerra genocidas israelíes. El patrón de apoyo incondicional ha empoderado a Israel para intensificar su agresión regional, que ahora culmina en el brutal asalto a Irán.

El eje Estados Unidos-Israel ve a Irán como la “confrontación final” en su intento por lograr una hegemonía regional total. Al asesinar a líderes militares como el general de división Hosein Salami y el general de división Mohamad Hosein Baqeri, así como al realizar asesinatos de científicos iraníes en sus casas, esperan disuadir cualquier resistencia a sus metas hegemónicas maximalistas.

Israel allana el camino para los intereses estadounidenses en la región, los cuales instalarían líderes amigables con Estados Unidos en los países objetivo, que entregarían sus recursos nacionales y soberanía para ser saqueados por los imperialistas estadounidenses.

Irán ha sido un firme defensor de la causa palestina desde el primer día de la creación de la República Islámica, apoyando todas las formas de resistencia al régimen del apartheid.

Es debido a esta solidaridad principista, no solo en palabras y simbolismos, sino también en medios materiales como armas, entrenamiento e inteligencia, que Estados Unidos e Israel han estado empeñados en el proyecto de “cambio de régimen” en la República Islámica de Irán durante tanto tiempo.

Las contradicciones dentro del régimen sionista también se reflejan en este resultado. Netanyahu se ha vuelto ampliamente impopular, no solo dentro de los territorios ocupados, sino a nivel global, con órdenes de arresto emitidas en su contra por la CPI, así como la condena global.

El proyecto sionista ha sido expuesto al mundo como un proyecto genocida y colonial, y por lo tanto, la resistencia a él se ha vuelto popular incluso dentro de la sociedad occidental.

Menos de la mitad de los estadounidenses encuestados ahora simpatizan con la ocupación sionista, un desarrollo significativo tras la operación palestina “Tormenta de Al-Aqsa” en octubre de 2023.

La demonización israelí de Irán busca restaurar no solo la legitimidad artificial de Israel, sino también salvar a Netanyahu de la condena política dentro de su propia ocupación.

Dado que Estados Unidos es la tabla de salvación de la existencia de Israel, es crucial que apoye —e incluso en ocasiones, mande (aunque siempre en privado)— la beligerante agresión militar de Israel.

Irán ha nombrado a Estados Unidos como co-belligerante y ha abandonado las negociaciones programadas para el domingo en Omán. Estados Unidos, con su inquebrantable apoyo a Israel, no es un espectador, sino un participante activo en este asalto a la soberanía iraní.

La República Islámica de Irán no se someterá a este acoso y ha sido clara en la forma en que respondió a la agresión militar israelí respaldada por Estados Unidos con una serie de ataques con misiles la noche del viernes.

Décadas de sanciones, asesinatos y sabotajes han preparado a Irán para este momento crítico.

* Musa Iqbal es un investigador y escritor basado en Boston, especializado en la política interna y exterior de Estados Unidos.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.