Por: Mohammad Molaei *
A inicios de esta semana, la Armada iraní realizó un importante ejercicio misilístico, bajo el nombre en clave “Poderío Sostenible 1404”, en el norte del océano Índico y el mar de Omán.
Lanzado con el código operativo “Ya Mohamad Rasul Allah (P)”, la maniobra de dos días fue una meticulosa exhibición de las capacidades navales y misilísticas en evolución de Irán, especialmente después de las tensiones generadas por la reciente guerra de 12 días entre Israel y Estados Unidos contra la República Islámica de Irán.
No lo considero solo como un ejercicio rutinario, sino como una proyección calculada de poder militar, una demostración de madurez tecnológica y una señal estratégica tanto para los adversarios regionales como para las grandes potencias mundiales.
El ejercicio, realizado cerca de los puertos sureste de Irán en Konarak y Chabahar, mostró una sofisticada gama de armamento producido localmente, incluidos misiles y drones, y reveló innovaciones tácticas que podrían representar desafíos significativos para los adversarios.
El ejercicio involucró un amplio espectro de los activos navales de Irán, integrando embarcaciones de superficie y submarinas, unidades de aviación y baterías de misiles basadas en tierra. Entre los participantes se incluyeron corbetas misilísticas como la Genaweh, destructores como el Sabalan, y una variedad de vehículos aéreos no tripulados y helicópteros.
La inclusión de unidades de guerra electrónica destacó el creciente énfasis de Irán en interrumpir las comunicaciones y sistemas de radar enemigos, un componente crítico de la guerra naval moderna.
El alcance geográfico del ejercicio, que abarcó el norte del océano Índico, lo posicionó en una región estratégicamente vital donde convergen las rutas comerciales marítimas, y donde Irán ha buscado durante mucho tiempo afirmar su influencia.
La elección de esta ubicación fue deliberada, señalando la capacidad de Irán para proyectar poder más allá de sus aguas costeras y hacia un teatro de importancia geopolítica global.
Los sistemas de misiles desplegados durante “Poderío Sostenible 1404” fueron completamente autóctonos, reflejando la autosuficiencia de Irán en tecnología de defensa. Los ejercicios destacaron tres tipos de misiles de crucero antibuque: el Nasir, el Qadir y el Qader.
El Nasir, un misil de corto alcance que evade radares, está diseñado para ser desplegado rápidamente contra objetivos navales, ofreciendo gran maniobrabilidad y precisión. Su diseño compacto permite lanzarlo desde embarcaciones más pequeñas, convirtiéndolo en un arma versátil para la guerra asimétrica.
El Qadir, un misil de crucero antibuque de largo alcance, amplía la capacidad de ataque de Irán a objetivos ubicados a cientos de kilómetros, con características de sigilo que dificultan su detección por los radares enemigos.
El Qader, un misil de alcance medio, equilibra distancia y carga útil, incorporando avanzados sistemas de guiado para garantizar una precisión extrema contra objetivos en movimiento.
Juntos, estos misiles forman una estrategia de negación de acceso y denegación de área (A2/AD), permitiendo a Irán atacar embarcaciones enemigas a diferentes distancias, mientras minimiza la exposición a represalias.
🇮🇷🚀Irán muestra poderío militar con #maniobras de misiles y drones
— HispanTV (@Nexo_Latino) August 21, 2025
El Ejército de Irán realizó grandes maniobras en el mar de Omán y océano Índico con misiles y drones en respuesta a amenazas del régimen de Israel.#Iran
🔗https://t.co/VLFb0SXDZU pic.twitter.com/QIhKt3trPG
Un aspecto particularmente notable de los ejercicios fue el uso coordinado de estos misiles en un escenario de ataque simultáneo. El ejercicio culminó con la destrucción de un objetivo de superficie designado mediante una salva sincronizada de misiles Nasir, Qadir y Qader, junto con un dron kamikaze, el Bavar-5.
Este dron, con un alcance operativo de 400 kilómetros, demostró su capacidad para localizar y destruir tanto objetivos de superficie como costeros con gran precisión.
La integración de misiles y drones en un solo paquete de ataque marca un desarrollo significativo, ya que muestra la capacidad de Irán para llevar a cabo ataques complejos desde múltiples vectores.
Tal coordinación requiere sistemas avanzados de mando y control, intercambio de datos en tiempo real y algoritmos de puntería precisos, capacidades que Irán evidentemente ha perfeccionado.
Para un adversario, esto representa un desafío formidable: defenderse de una ráfaga de misiles sigilosos y drones que se aproximan desde múltiples direcciones simultáneamente.
La importancia estratégica de “Poderío Sostenible 1404” no puede subestimarse. Tras la guerra impuesta de 12 días, fue una declaración audaz de resiliencia y preparación. Fue la primera maniobra militar importante tras la guerra, y su momento sugiere un esfuerzo deliberado por reafirmar la postura disuasoria de Irán.
Al realizar los ejercicios en el océano Índico, Irán señaló su intención de dominar puntos clave de estrangulamiento marítimo, particularmente el estrecho de Ormuz y sus aguas adyacentes, por donde fluye una parte significativa del comercio mundial de petróleo.
Demostró la capacidad de Irán para interrumpir estas rutas si es provocado, un mensaje dirigido tanto a rivales regionales como a potencias extrarregionalas con presencia naval en la zona.
Además, la exitosa ejecución de los ejercicios en condiciones realistas de combate destacó la preparación operativa de Irán y su capacidad para integrar diversas plataformas en una fuerza cohesiva de combate.
Uno de los elementos más llamativos de los ejercicios, desde una perspectiva militar, fue el factor sorpresa incrustado en las tácticas y tecnologías utilizadas. El dron kamikaze Bavar-5, que nunca se había probado en un entorno tan destacado, emergió como un elemento clave.
A diferencia de los misiles tradicionales, la capacidad del Bavar-5 para merodear, ajustar su trayectoria y atacar con precisión introdujo una variable impredecible para las defensas enemigas. Su alcance de 400 kilómetros le permite atacar objetivos alejados de las costas de Irán, eludiendo potencialmente los sistemas de defensa en capas de los buques navales.
Las características furtivas del dron, combinadas con su bajo costo de producción, lo convierten en un arma ideal para la guerra asimétrica, capaz de abrumar los caros sistemas de defensa de misiles a través de la cantidad o de ataques coordinados.
Para un adversario, la posibilidad de enfrentarse a una nube de estos drones, junto con misiles de crucero que evaden radar, complica enormemente la planificación defensiva.
La incorporación de unidades de guerra electrónica amplifica aún más el factor sorpresa. Durante estos ejercicios, Irán demostró su capacidad para bloquear los sistemas de radar y comunicación enemigos, creando una ventana de oportunidad para que sus misiles y drones penetren las defensas sin ser detectados.
Esta capacidad es particularmente relevante en el contexto de la guerra naval moderna, donde sistemas avanzados de radar como el Aegis están diseñados para rastrear e interceptar amenazas entrantes.
Al interrumpir estos sistemas, Irán puede reducir la conciencia situacional del adversario, aumentando la probabilidad de un ataque exitoso.
El uso de guerra electrónica junto con misiles y drones furtivos sugiere una comprensión sofisticada de la guerra integrada, donde los efectos electrónicos y cinéticos se combinan para maximizar el impacto.
Desde una perspectiva estratégica más amplia, los ejercicios mostraron el creciente poder de la industria de defensa de Irán. El hecho de que todos los sistemas utilizados —misiles, drones y tecnologías de apoyo— fueran producidos localmente subraya la autosuficiencia tecnológica del país.
Este es un factor crítico en una región donde las sanciones y embargos dificultan el acceso a armas extranjeras. Al desarrollar y desplegar armamento avanzado, Irán no solo ha reforzado su disuasión, sino que también se ha posicionado como un posible exportador de armas, un movimiento que podría remodelar las alianzas regionales.
El éxito en la prueba de estos sistemas en ejercicios de fuego real también proporciona valiosos datos para su refinamiento, asegurando que el arsenal de Irán se mantenga a la vanguardia.
El impacto psicológico de estos ejercicios es igualmente significativo. Para el público interno, el ejercicio fue una fuente de orgullo nacional, demostrando la capacidad de Irán para innovar y defender su soberanía a pesar de las presiones externas. Para los adversarios, fue un recordatorio contundente del creciente poder militar de Irán y su disposición a emplearlo si es necesario.
La destrucción sincronizada de un objetivo usando múltiples sistemas de armas no solo fue un logro táctico, sino un espectáculo visual, diseñado para transmitir fuerza y determinación.
En el contexto de los recientes desarrollos regionales, esta exhibición de poder sirve para disuadir a los agresores, al tiempo que tranquiliza a los aliados sobre la fiabilidad de Irán como socio de seguridad.
Veo estos ejercicios como una señal clara de las capacidades defensivas maduras de Irán y su disposición para enfrentar amenazas con una combinación de innovación tecnológica y audacia estratégica.
Para cualquier adversario potencial, el mensaje es claro: subestimar la destreza naval y misilística de Irán sería un grave error.
* Mohammad Molaei es analista de asuntos militares con sede en Teherán.
Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.