Durante su intervención en una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) el miércoles, el embajador y representante permanente de la República Islámica de Irán ante la ONU, Amir Said Iravani, subrayó que cualquier solución impuesta desde el exterior al pueblo de Afganistán “no es sostenible ni aceptable”.
“El futuro de Afganistán debe ser determinado por los propios afganos y asumir su responsabilidad. La solución sostenible solo puede lograrse a través de un proceso político inclusivo que refleje la diversidad étnica y política del país, respete su soberanía y garantice los derechos de todos los afganos, especialmente de las mujeres y las niñas”, señaló.
En este contexto, el representante iraní destacó que Irán, como vecino directo de Afganistán, con más de 900 kilómetros de frontera común y décadas acogiendo a millones de refugiados afganos, considera que “la paz, estabilidad y desarrollo en Afganistán están directamente vinculados con su seguridad nacional y la estabilidad regional”. Por ello, Teherán mantiene “interacción activa con las autoridades de facto afganas mediante iniciativas bilaterales y regionales”, agregó.
También, reiteró que las autoridades interinas constituyen “una realidad objetiva en el terreno con la que la comunidad internacional no tiene más alternativa que interactuar”.
En cuanto a las sanciones internacionales, el embajador iraní señaló que la ayuda humanitaria “nunca debe politizarse” y los embargos no deben utilizarse como palanca política para impedir la estabilidad económica o la interacción con las autoridades de facto.
De este modo, exigió la liberación “sin condiciones” de los activos afganos congelados en el exterior y el restablecimiento completo del mecanismo de exenciones de viaje para miembros de Talibán.
Iravani también abordó la carga desproporcionada que ha soportado Irán durante décadas al acoger a millones de refugiados afganos “en muchos casos sin adecuado apoyo internacional”. “Esta responsabilidad humanitaria ha impuesto costos significativos a nuestra sociedad, ejerciendo una fuerte presión sobre nuestros recursos e infraestructura”, denunció.
Tras más de 40 años de turbulencias políticas y la muerte de decenas de miles de civiles, Afganistán enfrenta numerosas dificultades económicas y sociales debido a las consecuencias de las décadas de ocupación del país por parte de las fuerzas occidentales, lideradas por EE.UU.
Después de que los talibanes tomaran el poder en agosto de 2020, tras la salida apresurada de Estados Unidos del país centroasiático, Estados Unidos y sus aliados cortaron de inmediato el acceso de Afganistán a la ayuda internacional y congelaron los activos pertenecientes al banco central afgano.
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