El 2015 empezaba en Italia con la dimisión del presidente de la República, Giorgio Napolitano. Sergio Mattarella, magistrado del Constitucional, sería su sucesor. Nombramiento auspiciado por el primer ministro, Matteo Renzi, que no contentó al ex Cavaliere, Silvio Berlusconi.
Se rompía así el 'pacto del Nazareno', el acuerdo entre ambos para realizar reformas estructurales. Un año de reformas, tal y como había prometido Renzi: ley electoral, Constitución, Senado, educación o reforma laboral. Todas ellas no exentas de la crítica de la oposición.
En el Vaticano, a las puertas del Año Santo, dos libros, 'Avaricia' y 'Via Crucis', publicaban documentos reservados de la Santa Sede que evidencian corrupción y malversación. Este ha sido además el año de la diplomacia del papa Francisco.
Recibió al presidente cubano Raúl Castro en el Vaticano y más tarde viajó a Cuba y Estados Unidos, jugando un papel decisivo en el deshielo de sus relaciones. Destacado también el reconocimiento oficial de la Santa Sede del Estado de Palestina.
Este año hemos sido testigos de la mayor crisis migratoria y humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), durante este año, casi 2.900 personas perdieron la vida en la ruta del Canal de Sicilia.
En abril, 800 morían en un naufragio intentando llegar a las costas italianas, escribiendo la página de la peor tragedia ocurrida en el Mediterráneo.
Milán y la Expo han sido orgullosos protagonistas. Mientras, la capital, Roma, se situaba en el centro de la polémica. Su alcalde, Ignazio Marino, dimitía tras presiones continuadas y empujado finalmente por un escándalo con sus gastos de representación.
En noviembre empezaba además el juicio a la mafia de Roma. El proceso por el caso de infiltración mafiosa y corrupción llamado 'Mafia Capital', una red que manipulaba la gestión de licitaciones del ayuntamiento. Será en julio de este 2016, cuando llegue la sentencia en primera instancia.
Belén Alarcón, Roma
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