“Al agredir a Yemen, Estados Unidos se abrió las puertas del infierno”, ha aseverado este lunes Ali al-Qahoum, miembro del consejo político del movimiento popular yemení Ansarolá, en una entrevista concedida a la agencia oficial iraní de noticias IRNA, en alusión a los ataques lanzados el viernes por EE.UU. y el Reino Unido contra objetivos yemeníes, que se cobraron al menos la vida de cinco militares.
EE.UU., que lidera una coalición marítima en el mar Rojo, bombardeó el sábado de manera unilateral otros dos objetivos en Saná, capital yemení, en respuesta a los ataques de Yemen a objetivos militares israelíes, así como a los barcos vinculados a empresas israelíes o con destino a los puertos de este régimen en el mar Rojo. El país árabe dice que actúa en solidaridad con los palestinos en Gaza, que enfrentan una campaña de agresiones sangrientas lanzada por Israel desde principios de octubre.
“Tras estas agresiones, Yemen se convertirá en el cementerio de los [militares] estadounidenses y estos se verán forzados a abandonar humillados la región [de Asia Occidental]”, ha subrayado Al-Qahoum
Ha asegurado que “la nación, los líderes y las Fuerzas Armadas de Yemen están totalmente preparados para entrar en una confrontación directa y a gran escala con el Gran Satán (EE.UU.) con el objetivo de defender a Palestina”.
“Las Fuerzas Armadas de Yemen tienen los dedos en el gatillo y darán una respuesta contundente a cualquier agresión, que será más dolorosa a partir de ahora. Esta batalla continuará hasta la victoria”, remarca.
Ha dicho que las agresiones a Yemen demostraron una vez más que “Estados Unidos es la madre del terrorismo y la maldad absoluta en el mundo”, por tanto, ha reiterado, Washington debe esperar “los golpes estratégicos de Yemen”
Yemen ha asegurado que todos los intereses estadounidenses y británicos son blancos legítimos. Asimismo, ha prometido que continuarán sus operaciones contra objetivos israelíes en el mar Rojo hasta que cesen las ofensivas del régimen de Tel Aviv contra Gaza, las cuales se han cobrado la vida de casi 24 000 personas.
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