Desde México: Universitarios en México al filo de la navaja

En los últimos meses, la UNAM ha estado en el ojo del huracán por episodios de violencia que han causado el repudio de la sociedad.

Muestra de ello son los sucesos más recientes, donde porros (miembros de grupos de choque estudiantiles) agredieron a alumnos que se manifestaban frente a la Rectoría de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sin embargo, no es la primera vez que hay actos violentos y, en el último año, se han registrado feminicidios, balaceras, asesinatos y grupos de narcomenudistas.

Al edificio de la Rectoría se han acercado algunos padres de víctimas. Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín Rivera, asesinada en ese mismo campus en mayo del año pasado, su hija amaneció ahorcada junto a una cabina telefónica.

También se apersonaron los padres de Luis Roberto Malagón, el estudiante de Derecho que fue encontrado ahogado en un pozo cerca de la Facultad de Medicina el pasado agosto, y la madre de Carlos Sinuhé Cuevas, un líder estudiantil de la UNAM asesinado a balazos cuando llegaba a su casa en 2011. Ningún caso ha sido resuelto todavía.

Lo cierto es que el narco, las balas y la muerte han entrado en los diferentes campus universitarios, donde la violencia parece haberse convertido en algo cotidiano y con lo cual los jóvenes deben aprendido a sobrevivir.

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