Hace 66 millones de años, cuando México aún no era México, un meteorito de más de diez kilómetros de diámetro cayó sobre lo que hoy es la mexicana Península de Yucatán, por aquel entonces sumergida. Este impacto desencadenó una catástrofe que acabó con la vida de millones de organismos vivos, entre ellos, los dinosaurios.
Es un fenómeno que remueve la curiosidad de algunos investigadores que buscan respuestas que actualmente se ignoran y por las que esta teoría no ha podido ser confirmada hasta el momento. Por este motivo, una treintena de científicos de 12 países comenzaron la Expedición 364 del Programa Internacional de Descubrimiento Oceánico (IODP), para trabajar en el cráter que provocó este meteorito.
La expedición comenzó en la primavera de 2016 y ha tenido una duración de siete meses. Contó con la coordinación del Consorcio Europeo para la Perforación de Investigación Oceánica. El viaje al centro del Chicxulub se hizo con ayuda de una plataforma marina de 2000 metros cuadrados llamada Myrtle y a bordo del buque 'Justo Sierra'.
Los científicos lograron su primer objetivo que fue sacar a la luz las primeras rocas del cráter a una profundidad de 670 metros en el océano y descubrieron que son coincidentes con la fecha de la extinción masiva de especies de la Tierra.
El impacto fue tal que se estima equivalente a 920 millones de bombas atómicas como las que destruyeron en 1945 la ciudad japonesa de Hiroshima. Esta hipótesis explicaría el carácter tan complejo del cráter que, tras la colisión, provocó la fusión de rocas, enormes tsunamis y cubrió el cielo con cenizas que enfriaron el planeta y causaron la extinción masiva de especies.
Algunos de los objetivos de esta exploración, como indicó el geofísico mexicano Jaime Urrutia, eran analizar de qué y cómo está formada la parte central de cráter, conocida como anillo de picos y saber cómo se recuperó la vida después de un cataclismo que parecería descrito en el Apocalipsis.
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