La agencia de noticias surcoreana Yonhap informó el jueves, citando a Lee Sang-min, un experto del Instituto para Análisis de Defensa de Corea del Sur (KIDA, por sus siglas en inglés), que Corea del Norte estaría por probar la más reciente versión de los misiles balísticos Iskander, de motor de combustible sólido, con el propósito de sustituir los vetustos Scud, desarrollados durante la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El pasado 25 de marzo, Pyongyang llevó a cabo una serie de lanzamientos de misiles tácticos guiados, los cuales impactaron con precisión un blanco marcado frente a las costas del país asiático.
“Rusia desarrolló el misil Iskander de combustible sólido para reemplazar los misiles Scud de combustible líquido. Corea del Norte está tomando acciones similares”, señaló Lee a la agencia surcoreana.
Tras hacer alusión a unas declaraciones hechas por las autoridades norcoreanas de que el tipo de misiles lanzados la semana pasada tuvo un alcance de 600 kilómetros y sería un sustituto de los Scud, el analista subrayó que tales armas necesitan un mayor alcance de vuelo, por lo que es probable que Pyongyang siga actualizando los misiles y efectuando más lanzamientos de prueba.
Los misiles de combustible sólido, además de ser fáciles de manejar, tienen ventajas en lanzamientos sorpresivos, lo que, según el experto, los hace más difíciles de ser detectados por los radares de reconocimiento.
En el reporte de Yonhap se destaca que Lee llegó a comentar que el vapor detectado recientemente en la instalación de reprocesamiento de plutonio, en el complejo nuclear norcoreano de Yongbyon, no significa necesariamente que el país asiático se esté preparando para extraer plutonio para armas nucleares.
Los expertos creen que los lanzamientos de misiles de la semana pasada, que se sumaron a otros dos misiles de crucero que previamente fueron disparados hacia el mar Amarillo, región situada en el norte del mar de la China Oriental, responden al rechazo de Pyongyang a la realización, a mediados del mes de marzo, de ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur.
En reiteradas ocasiones, Pyongyang ha mostrado su total rechazo a las “provocaciones” de EE.UU. y Corea del Sur, entre ellas sus maniobras conjuntas, puesto que las considera como un preludio a una invasión terrestre, ante los cuales se reserva el derecho de fortalecer su poderío defensivo.
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