Por Iván Kesic
Las contraofensivas iraníes desde Ilam, incluyendo las operaciones Samen al-Aeme y Fath al-Mobin, fueron fundamentales para recuperar territorios perdidos y repeler los avances iraquíes.
Comandantes como Malahi, Bastami y Esmaili encarnaron la fe, el sacrificio y el liderazgo, dejando un legado perdurable en la resistencia y la memoria colectiva de Ilam.
La provincia de Ilam, situada al oeste de Irán y limitando con Irak, desempeñó un papel crucial durante la guerra impuesta en los años 80, siendo escenario de importantes combates y operaciones militares contra los agresores.
Su posición estratégica en la frontera derivó en intensos enfrentamientos y un elevado número de bajas, incluyendo numerosos mártires destacados, durante la guerra de ocho años que el régimen baasista respaldado por Occidente impuso a Irán.
La guerra impuesta (1980-1988), también conocida como la Defensa Sagrada o la guerra Irán-Irak, tuvo un impacto profundo en la provincia de Ilam, cuyos efectos aún son visibles casi cuatro décadas después.
Compartiendo una frontera de 425 kilómetros con Irak, la cercanía de Ilam a las gobernaciones iraquíes de Maysan y Wasit la convirtió en un frente vital durante la contienda, en la que Occidente apoyó a Sadam Husein.
El paisaje montañoso de la provincia, incluyendo partes de la cadena del Zagros, y ciudades clave como Mehran, Dehloran y la capital Ilam, se convirtieron en puntos neurálgicos de los combates militares.
La guerra comenzó el 22 de septiembre de 1980 con la invasión de Irán por parte del Irak baasista, y Ilam fue una de las primeras regiones atacadas debido a su posición estratégica en la frontera.
Los combates se extendieron a lo largo de los ocho años de guerra, con operaciones importantes entre 1980 y 1982, y enfrentamientos esporádicos que continuaron hasta el cese al fuego en agosto de 1988.
Ilam como línea de frente
Ilam sirvió tanto como base para las contraofensivas iraníes como línea defensiva frente a las incursiones iraquíes, especialmente en las primeras fases, cuando Irak buscaba anexar Juzestán y debilitar el flanco occidental de Irán.
Irak lanzó su ofensiva con ataques aéreos e incursiones terrestres en Ilam como parte de un asalto más amplio sobre el oeste y suroeste de Irán.
La batalla por Mehran, una ciudad fronteriza clave, comenzó poco después, con las fuerzas iraquíes intentando consolidar una posición. Inicialmente avanzaron, tomando partes de Mehran y Dehloran.
Sin embargo, la resistencia iraní, reforzada por unidades del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) y voluntarios locales del Basich, frenó el avance enemigo. Para finales de 1980, Irán había recuperado el control de la mayor parte de la provincia fronteriza.
Una de las primeras grandes contraofensivas de Irán, la Operación Samen al-Aeme en octubre de 1981, tuvo como objetivo recuperar territorios perdidos en Ilam y la vecina provincia de Kermanshah.
Las fuerzas iraníes, incluyendo al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) y las unidades del Basich, atacaron posiciones iraquíes cerca de Mehran y las llanuras de Dehloran, logrando recuperar terreno, incluyendo partes de Mehran.
Una ofensiva iraní de mayor envergadura, la Operación Fath al-Mobin, lanzada en marzo de 1982, buscaba expulsar a las fuerzas iraquíes de Juzestán y las provincias occidentales, incluyendo Ilam.
La batalla se extendió a las áreas fronterizas de Ilam, con combates intensos alrededor de Dehloran y Shush. Irán logró una victoria decisiva, expulsando a las tropas iraquíes de Dehloran y regiones cercanas.
Tras Fath al-Mobin, la Operación Beit al-Moqadas intentó liberar Juzestán, con Ilam sirviendo como ruta crítica de suministros y como segundo frente. Los combates se intensificaron cerca de Mehran y a lo largo de la frontera iraquí.
Irán liberó Khorramshahr en mayo de 1982, marcando un punto de inflexión en la guerra. Las regiones fronterizas de Ilam se estabilizaron, aunque continuaron escaramuzas intermitentes.
Después de 1982, Ilam fue escenario de menos batallas a gran escala, pero permaneció como blanco frecuente de bombardeos de artillería y ataques aéreos iraquíes. Operaciones como Jeibar (1984) y Karbala-5 (1987) involucraron a Ilam como centro logístico, con ocasionales enfrentamientos transfronterizos.
A lo largo de la guerra, se estima que Ilam perdió entre 20 000 y 30 000 vidas — tanto militares como civiles — según registros provinciales y extrapolaciones de datos nacionales.
El total de bajas militares iraníes se calcula entre 200 000 y 300 000, con Ilam soportando una carga desproporcionada debido a su condición de línea de frente.
La población civil de Ilam sufrió severamente por los bombardeos y desplazamientos. La infraestructura económica de la provincia quedó devastada, y miles resultaron heridos o se vieron obligados a abandonar sus hogares.
En 1986, un ataque químico por parte de las fuerzas iraquíes en Mehran, utilizando gas mostaza, causó la muerte de cientos y heridas a miles. Aunque las cifras exactas son inciertas, estimaciones locales sugieren entre 500 y 1000 muertos.
Hoy, la región alberga numerosos cementerios y memoriales de guerra, que reflejan el sacrificio sufrido. La designación de Mehran como la “Ciudad de los Mártires” subraya el costo humano que Ilam pagó durante el conflicto.
El mártir Qolam Malahi
Nacido en 1962 en Ilam, el mártir Qolam Malahi fue desde joven un devoto seguidor de Ahlul Bayt (la progenie del Santo Profeta, la paz sea con él) y llegó a convertirse en un destacado comandante de la 11ª División durante la guerra impuesta.
Joven brillante y prometedor, se unió al CGRI a los 20 años, sirviendo cinco años en varios frentes. A los 23 contrajo matrimonio con Nahid Safarlaki, y la pareja tuvo una hija antes de que Malahi regresara al combate activo.
Como comandante de operaciones de la 11.ª División, Malahi desempeñó un papel vital en enfrentamientos clave, incluyendo las operaciones Karbala y Valfayr durante las fases temprana y media de la guerra.
En 1988, tras recibir informes de actividad enemiga cerca del puente Godarjosh, Malahi y su segundo al mando, Josro Payande, se dirigieron con urgencia al frente. Ambos fueron martirizados durante feroces combates en las alturas de Golam Zard. Su pérdida fue un golpe devastador para la 11.ª División en una fase crítica del conflicto.
El entierro de Mallahi se convirtió en un símbolo sombrío de las penurias bélicas. Cuando las fuerzas iraquíes avanzaban sobre Ilam, su cuerpo tuvo que ser sepultado apresuradamente de noche en el cementerio de Salehabad, bajo intenso fuego de artillería y sin los honores de una ceremonia formal.
En un momento de urgencia y tristeza, el equipo funerario tuvo que colocar la lápida directamente sobre su cuerpo mientras los tanques iraquíes se acercaban desde múltiples direcciones, dejando al valiente comandante descansar en la oscuridad, en medio del avance enemigo.

Mártir Ali Bastami
Nacido en 1963 en una familia devota de Arqaz, Malekshahi, Ali Bastami encarnó desde joven el espíritu de la resistencia. Tras la Revolución Islámica, este guerrero autodidacta dominó tácticas militares avanzadas y ascendió hasta convertirse en subcomandante de operaciones de la 11.ª División.
Bastami combatió en algunas de las batallas más decisivas de la guerra de ocho años, combinando con naturalidad el valor en el campo de batalla con una profunda devoción espiritual. Era conocido no solo por su brillantez táctica, sino también por su compromiso inquebrantable con los principios islámicos.
Como oficial de élite en operaciones e inteligencia de la 11.ª División, Bastami tenía la tarea de inspeccionar el volátil frente de Mehran. En su última misión, en 1988, lideró un equipo hacia los terraplenes fronterizos cercanos a Mehran.
Tras ordenar a su equipo que permaneciera atrás, avanzó con tres soldados más. Momentos después, una explosión rompió el silencio; una mina Valmara había detonado. Gravemente herido por metralla en la cabeza, Bastami cayó entre unos arbustos cercanos.
A pesar de sus propias heridas críticas, su camarada Mahmud Pirnia se arrastró de regreso, gritando: “¡Salven a Bastami!” — suplicando ayuda para su comandante antes que para sí mismo. La explosión acabó con la vida de Bastami, Pirnia y Qolam Rezaineyad, mientras que Ebrahim Mohamadzade resultó gravemente herido.
Ali Bastami está enterrado junto Ali Saleh (P), y su memoria se preserva como un símbolo perdurable de fe, liderazgo y sacrificio.
Mártir General Abdolreza Esmaili
El Mártir General Abdolreza Esmaili fue un comandante valiente y desinteresado durante la guerra impuesta, recordado como el primer comandante organizado del batallón del Cuerpo Amir al-Momenin (AS) en la provincia de Ilam.
Reconocido por su fe inquebrantable, liderazgo y espíritu de sacrificio, Esmaili desempeñó un papel fundamental en la defensa de Irán durante las etapas tempranas y más críticas del conflicto. Antes de unirse al CGRI, sirvió como ranger en el ejército iraní.
A pesar de las dificultades económicas, Esmaili era conocido por su generosidad excepcional. Frecuentemente compartía su salario con sus compañeros soldados, diciendo:
“Pueden devolverlo cuando puedan. Incluso si son mártires, será más halal que la leche de su madre.”
Uno de los momentos más definitorios de su servicio ocurrió durante la Operación Bazi Deraz. Rodeado por fuerzas iraquíes y bajo fuego enemigo implacable, Esmaili intentó un arriesgado rescate en helicóptero para extraer a soldados atrapados.
El helicóptero fue alcanzado y explotó en pleno vuelo. Contra todo pronóstico, Esmaili sobrevivió, aunque gravemente herido; una bala atravesó su boca, destrozó su mandíbula y salió por su hombro. A pesar de estas heridas mortales, continuó luchando hasta que llegaron refuerzos.
Tras recuperarse, Esmaili dejó el ejército regular y se unió al CGRI en Ilam, convirtiéndose rápidamente en una figura central en la organización de la resistencia regional. Como comandante del Batallón 501 Miqdad, inspiró profunda lealtad y unidad entre sus tropas.
Un camarada recordaba cómo Esmaili insistía en seleccionar personalmente a combatientes de confianza para servir bajo su mando, asegurando cohesión, disciplina y moral en el fragor de la batalla.
El mártir Esmaili finalmente cayó en combate, dejando un legado de valor, fe y liderazgo desinteresado. Está enterrado en el Mausoleo de los Mártires, cerca del santuario de Ali Saleh (P) en Salehabad, donde su memoria sigue inspirando a las futuras generaciones.
Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.