• Trump defiende la tortura, pues ‘EEUU se ha vuelto muy débil e ineficaz frente al terrorismo’
Publicada: lunes, 7 de marzo de 2016 10:03
Actualizada: martes, 8 de marzo de 2016 5:15

El candidato presidencial republicano Donald Trump insiste en su defensa de la tortura con el argumento de que EE.UU. se ha vuelto muy débil e ineficaz en la lucha contra grupos terroristas como Daesh.

“Mire, tenemos un enemigo en el Oriente Medio que está cortando cabezas y ahogando gente en grandes jaulas de acero, ¿vale?”, dijo Trump el domingo a la cadena local CBS.

Mire, tenemos un enemigo en el Oriente Medio que está cortando cabezas y ahogando gente en grandes jaulas de acero, ¿vale?”, dijo el domingo el aspirante a la presidencia estadounidense Donald Trump.

Trump, que ya en noviembre defendió la legalización del “submarino” —técnica de tortura consistente en simular el ahogamiento de la víctima—, insistió en esa postura pese a las críticas recibidas.

La simulación de ahogo es para Trump un “mínimo” en las prácticas de EE.UU. frente al salvajismo del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y sirve para evitar que Washington quede en “el lado débil”.

“Tenemos un enemigo que no juega según las leyes. Si les dices ‘leyes’, se te echan a reír. En este mismo momento se están riendo de nosotros. Y a mí me gustaría reforzar las leyes para poder competir mejor”, dijo Trump.

“Tenemos un enemigo que no juega según las leyes. Si les dices ‘leyes’, se te echan a reír. En este mismo momento se están riendo de nosotros. Y a mí me gustaría reforzar las leyes para poder competir mejor”, argumentó.

“Creo que nos hemos vuelto muy débiles e ineficaces. Creo que es por eso que no estamos venciendo a EIIL. Es por esa mentalidad” (de oposición a la tortura), afirmó el magnate inmobiliario.

Creo que nos hemos vuelto muy débiles e ineficaces. Creo que es por eso que no estamos venciendo a EIIL. Es por esa mentalidad”, consideró el controvertido candidato.

Estados Unidos necesita mostrarse más fuerte en su lucha contra un enemigo que “corta cabezas”, insistió una y otra vez Trump.

Imagen difundida por la banda terrorista EIIL (Daesh, en árabe), en la que el verdugo John el Yihadista decapita al reportero estadounidense James Foley, 19 de agosto de 2014.

 

Sobre la posible consecuencia de que los estadounidenses capturados por el EIIL sufran un trato más duro si se vuelve a legalizar la tortura, Trump señaló que los militares de EE.UU. son ya asesinados cuando caen en manos de los takfiríes.

A principios de febrero, el favorito en las primarias republicanas aseguró que hará cosas a los sospechosos de terrorismo “muchísimo peores” que el “submarino”, y que autorizará al Ejército estadounidense a asesinar a parientes de aquellos a quienes considera terroristas.

Las declaraciones suscitaron la condena de antiguos miembros del Ejecutivo y el Legislativo de EE.UU., además de la de expertos militares y juristas, algunos de los cuales lo han calificado de  “absolutamente incompetente para el puesto” de presidente.

Su fulgurante campaña de primarias ha despertado también oposición dentro de los propios círculos dominantes republicanos. A principios de mes, los principales halcones conocidos como “neoconservadores” se manifestaron dispuestos a votar a la candidata demócrata Hillary Clinton contra Trump.

El general retirado Michael Hayden, antiguo director de la Agencia de Seguridad Nacional y de la Agencia Central de Inteligencia (respectivamente, NSA y CIA, en inglés) estadounidenses, advirtió incluso de una posible rebelión en el Ejército estadounidense en caso de que Trump se haga con la presidencia.

A 7 de marzo, el magnate se ha hecho con 384 delegados en las primarias republicanas, por delante de los 300 de Rafael Edward ‘Ted’ Cruz, los 151 de Marco Rubio y los 37 de John Kasich, de un total de 1585 disponibles.

El expresidente estadounidense George W. Bush (2001-2009) autorizó oficialmente en 2001 el uso de la tortura para arrancar información a los presos retenidos en cárceles ubicadas fuera de EE.UU., como Bagram (Afganistán), Guantánamo (Cuba) y Abu Ghraib (Irak), práctica que fue oficialmente rescindida por su sucesor Barack Obama. 

Organizaciones pro derechos humanos como Amnistía Internacional, con sede en Londres, capital británica, siguen exigiendo sin éxito que los culpables de torturas durante el período de Bush rindan cuentas ante los tribunales por sus actos.

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