“Le decimos al enemigo que todavía no hemos utilizado toda nuestra capacidad de misiles”, enfatizó el martes Mahmud Qomati, vicepresidente del Consejo Político del Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano (Hezbolá) en una entrevista con el canal catarí Al Jazeera.
Aseguró asimismo que, pese a las bajas de equipo, los arsenales de misiles de Hezbolá “puede resistir un largo período y asestar ataques severos en lo profundo de los territorios ocupados por Israel, “a 130, 140 y 145 kilómetros”.
El funcionario de Hezbolá formuló estas declaraciones después de que las autoridades israelíes aseveraran que la Resistencia libanesa solo cuenta con 20 % de sus capacidades de misiles que poseía antes del conflicto.
Hezbolá no acepta ninguna negociación bajo fuego
Respecto a las iniciativas propuestas para un alto el fuego, el vicepresidente del Consejo Político de Hezbolá explicó que no son socios en ninguna negociación en curso y que “ningún proyecto o iniciativa política les ha llegado oficialmente”.
Al respecto, dejó en claro que la prioridad actual de Hezbolá es el campo de batalla, pero dar forma a la posición política está en las manos del Parlamento y los funcionarios libaneses. “Hezbolá no acepta ninguna negociación bajo fuego… dejamos que cese la agresión y estamos dispuestos a discutir todas las cuestiones políticas”, agregó.
Hezbolá ante amenaza contra Naim Qasem: No tememos el martirio
En otro momento de la entrevista, Qomat restó importancia a la amenaza que lanzó el ministro de asuntos militares del régimen de Israel, Yoav Gallant, contra el nuevo líder de Hezbolá, Naim Qasem, al decir que su “nombramiento temporal y no durará mucho”.
“No nos intimida y no cuentan para nada (...) “Somos una nación que no teme al martirio, y cuando uno de nosotros acepta estar en una posición de liderazgo, decide ser un mártir”, remarcó el dirigente político libanés.
Hezbolá ha llevado a cabo cientos de ataques de represalia en respuesta a la intensificada agresión israelí, que desde el octubre del año pasado hasta ahora ha cobrado la vida de 2792 libaneses, incluidos mujeres y niños.
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