Por: Ivan Kesic
A medida que entra en vigor un alto el fuego en la sitiada Franja de Gaza tras más de 15 meses de guerra genocida, las reacciones de los funcionarios del régimen israelí y los medios son una mezcla de indignación y desilusión.
Tras 467 días de asedio genocida, que causaron más de 46 600 muertes palestinas, la mayoría de ellas mujeres y niños, la ocupación israelí no logró alcanzar su principal objetivo militar: la eliminación del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) con base en Gaza.
El movimiento y su ala militar, las Brigadas Ezzedin Al-Qassam, continúan asestando golpes devastadores a la entidad sionista dentro y fuera de Gaza, habiéndose reagrupar y reorganizado bajo la nueva dirección luego del asesinato de Yahya Sinwar a finales del año pasado.
Las conversaciones para el alto el fuego habían estado en marcha durante varias semanas en Doha, capital catarí, entre HAMAS y el régimen israelí, mediadas por el gobierno de Catar. Finalmente, ambas partes lograron llegar a un consenso.
Los detalles del acuerdo de tregua sugieren que es una victoria rotunda para el frente de Resistencia y una derrota humillante para la ocupación y sus patrocinadores occidentales, algo que ha sido reconocido incluso por los funcionarios del régimen.
Mientras gran parte del mundo ha acogido el tan esperado acuerdo como un paso incipiente hacia el fin de 15 meses de constantes asaltos israelíes contra civiles y la infraestructura palestina, los sionistas más radicales están furiosos.
Aseguran que los términos del alto el fuego favorecen excesivamente a HAMAS y amenazan con revertir los llamados “logros” del régimen israelí, que se requerirán para retirar completamente sus tropas del territorio sitiado.
Según los expertos, esto pone de manifiesto tanto el colapso de la estrategia bélica israelí como la resiliencia inquebrantable del frente de Resistencia, que, contrariamente a las afirmaciones de Tel Aviv, sigue siendo vigoroso, dinámico y efectivo.
Solo en la última semana, los medios israelíes informaron de dos “incidentes de seguridad” fatales, eufemismos para las derrotas tácticas sufridas a manos de los combatientes de Resistencia de HAMAS en Gaza.
Tanto los medios israelíes como los estadounidenses han informado sobre el resurgimiento enérgico de HAMAS en Gaza en los últimos meses, algo evidente por el creciente número de operaciones sofisticadas contra las fuerzas del régimen realizadas por las Brigadas Al-Qassam.
El lunes, la brigada de élite Nahal del régimen perdió cinco soldados, con otros ocho gravemente heridos en operaciones cerca de Rafah, Yabalia y Beit Hanun en Gaza. Dos días antes, cuatro soldados fueron asesinados en la misma área en operaciones de Resistencia.
A pesar de las afirmaciones israelíes de que estas zonas habían sido “limpiadas”, HAMAS ha reconstruido con éxito su infraestructura y reagrupado sus fuerzas, infligiendo pérdidas regulares y severas a los ocupantes.
Esta evaluación coincide con recientes comentarios del secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, quien reconoció que HAMAS se ha reagruado, lo que refleja el escepticismo de Washington sobre la viabilidad a largo plazo de la campaña del régimen israelí para eliminar al grupo de Resistencia.
La política israelí de destrucción masiva y de atacar a civiles tenía como objetivo aplastar la moral palestina y socavar la Resistencia, pero los resultados han demostrado lo contrario, según los observadores que han aclamado el acuerdo de alto el fuego como una derrota para la ocupación.
El ambiente en Tel Aviv es sombrío, lo que se refleja en las declaraciones emitidas por funcionarios del régimen, así como por analistas políticos. El ultraderechista ministro de seguridad interna israelí Itamar Ben-Gvir, un crítico vocal del acuerdo de tregua, advirtió que podría abandonar el gabinete del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu si el acuerdo sigue adelante.
Calificando el acuerdo propuesto de “terrible” y una “capitulación”, Ben-Gvir lamentó disposiciones como la liberación de cientos de prisioneros de HAMAS, el regreso de los gazatíes al norte de Gaza y la retirada de las fuerzas de ocupación israelíes del eje de Netzarim, lo cual, según dijo en un vídeo en X (anteriormente Twitter), socavan los costosos logros de Israel.
Ben-Gvir también condenó el acuerdo por no garantizar la liberación de todos los cautivos israelíes, diciendo que condena a muerte a aquellos que han sido excluidos de la lista de intercambio, abogando por crímenes de guerra, incluida la cesación total de la ayuda humanitaria a Gaza, el corte de alimentos, agua, electricidad y combustible, mientras se incrementan las ofensivas militares para aniquilar por completo al movimiento HAMAS.
De manera similar, otro ministro del gabinete de guerra, Bezalel Smotrich, denunció el alto el fuego propuesto como un “desastre” para la entidad sionista. En una publicación en la plataforma X, Smotrich (ministro israelí de finanzas) prometió oponerse a cualquier acuerdo que se percibiera como una “rendición”, lo cual, afirmó, comprometería los “logros duramente ganados” de la guerra, en una referencia velada a las masacres diarias de palestinos.
Al igual que Ben-Gvir, Smotrich pidió una ofensiva militar total para ocupar y “limpiar” Gaza, reteniendo toda la ayuda humanitaria y desatando una destrucción sin precedentes hasta que HAMAS capitule.
El descontento se extiende a comentaristas de los medios como Erel Segal de Canal 14 israelí, quien ridiculizó el acuerdo de alto el fuego propuesto como un fracaso para alcanzar los objetivos militares israelíes.
“Creíamos que controlar el norte de Gaza nos permitiría regular la ayuda humanitaria y presionar a HAMAS”, lamentó Segal en un artículo. “Pero si un millón de gazatíes regresan, el ejército israelí perderá el control operativo allí”, apuntó.
Segal sugirió que el ejército debería mantener áreas clave como el corredor de Filadelfia, advirtiendo que ceder ese control pone en peligro la posición estratégica de Israel.
El periodista Yoav Limor, escribiendo en Israel Hayom, expresó sentimientos similares, criticando lo que llamó concesiones hechas por Israel, como el regreso de palestinos y las retiradas de ejes clave.
Admitió que tales compromisos ahora son inevitables y lamentó la demora en alcanzar un acuerdo de alto el fuego, lo cual costó muchas vidas de soldados israelíes.
El analista militar Yossi Yehoshua, en Yedioth Ahronoth, señaló que las fuerzas israelíes no lograron desmantelar el brazo militar de HAMAS, las Brigadas Al-Qassam, tras 15 meses de lucha.
“El acuerdo emergente de alto el fuego y liberación de prisioneros es malo para Tel Aviv, pero no tiene más opción que aceptarlo”, señaló con tono sombrío.
Escribiendo en Yedioth Ahronoth, el analista israelí Yoav Zitun dijo que el ejército de ocupación ha estado luchando en Gaza “sin un objetivo real, estratégico y a largo plazo”, lo que dio a los colonos israelíes una esperanza “mientras que el pueblo paga el precio con un número creciente de bajas, con los cementerios militares expandiéndose casi a diario”.
“Debido a la cobardía de los ministros al tomar una decisión política decisiva, y con la creciente indiferencia del público hacia el creciente número de soldados caídos, y en medio de una crisis por la escasez de mano de obra militar agotada, el ejército se ve obligado a luchar lentamente y con menos efectivos”, indicó, aludiendo a que la Resistencia tiene ventaja en el terreno.
El corresponsal de Canal 12, Almog Boker, citó testimonios de soldados del régimen israelí en Beit Hanun, quienes dijeron que luchaban “bajo la atenta mirada de cámaras” con los combatientes de Resistencia “poniendo explosivos en cada callejón, activándolos desde túneles”.
“Su sistema subterráneo está totalmente operativo, eliminando la necesidad de combate cara a cara”, citó a uno de ellos. “Cada callejón e intersección está equipada con cámaras avanzadas, incluidas cámaras térmicas de 360 grados”, indicó.
Otro soldado del régimen dijo que los combatientes de la Resistencia palestina “operan de manera inteligente, eligiendo cuándo y qué objetivos detonar o no”.
“Monitorean los movimientos subterráneos a través de cámaras. Si es un dron, no hacen nada, pero si es una fuerza militar, detonan los explosivos. Detonan los explosivos, y cuando se anuncian evacuaciones, salen y disparan a las fuerzas de rescate”, explicó.
El ejército israelí ha sufrido grandes pérdidas en Gaza, pero las cifras reales han sido censuradas por el régimen para evitar vergüenza o más desmoralización.
Un corresponsal de la radio del ejército israelí admitió a principios de esta semana que al menos 840 soldados del ejército de ocupación han muerto desde el inicio de la guerra.
De estos, 405 soldados fueron muertos durante la maniobra terrestre en Gaza, mientras que 55 soldados fueron abatidos durante la actual operación militar en el norte de Gaza y 15 soldados murieron en una semana en Beit Hanun.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.