Por: S. L. Kanthan *
Estas palabras se atribuyen a Henry Kissinger, el infame criminal de guerra y ganador del Premio Nobel de la Paz, quien tuvo una gran influencia en la política exterior estadounidense.
India no debe olvidar este lado oscuro del establishment estadounidense, a pesar de que Joe Biden ha declarado que las relaciones entre EE.UU. e India son las más trascendentales de este siglo, y de que Donald Trump ha mantenido múltiples encuentros con el primer ministro indio, Narendra Modi, a quien ha elogiado como un gran líder.
El acercamiento de EE.UU. a India está impulsado por tres intereses fundamentales: la contención de China, el acceso a mano de obra barata y la explotación de un vasto mercado de consumidores. Estados Unidos no tiene aliados genuinos, solo intereses imperialistas y egocéntricos.
Modi fue uno de los pocos líderes extranjeros invitados a la Casa Blanca en el primer mes de la administración Trump. En general, los indios tienen una opinión muy favorable de Trump y de EE.UU.
Existen muchas razones por las cuales EE.UU. ejerce una gran influencia cultural y política en India: la inmigración, los empleos en el sector tecnológico, el éxito de la diáspora india en América, la popularidad del inglés, la financiación occidental de think tanks indios, la inversión estadounidense en medios de comunicación corporativos de India y la tensión con China, entre otros factores.
Sin embargo, India, como una potencia emergente, debe ser cautelosa para no convertirse en la “Ucrania de Asia”, un peón geopolítico desechable del imperio estadounidense.
Seamos claros: EE.UU. busca controlar todos los aspectos de India. Hace pocos meses, el embajador estadounidense en India afirmó ante una audiencia india que la autonomía estratégica “no existe”.
De manera alarmante, esta advertencia precedió a la revolución de color orquestada por EE.UU. en Bangladés, que resultó en el derrocamiento de la primera ministra Sheikh Hasina Wajid. Aunque imperfecta, su gestión había logrado revitalizar la economía.
La razón de su destitución fue simple: Hasina se negó a permitir la instalación de una base militar estadounidense en su país.
"We're seeing the end of the US empire"@kimives13 says countries worldwide are breaking loose from the hold of Western imperialism.
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Del mismo modo, cualquier analista geopolítico objetivo puede reconocer que EE.UU. ha promovido golpes de Estado en Pakistán y Sri Lanka en los últimos años. En Pakistán, el primer ministro Imran Jan fue derrocado mediante un golpe blando tras una descarada presión de EE.UU.; su partido fue prohibido y él encarcelado.
¿Eso es lo que EE.UU. llama “libertad y democracia”? Su único delito fue acercarse demasiado a Rusia. En el caso de Sri Lanka, el partido gobernante fue señalado como demasiado cercano a China. Por supuesto, EE.UU. no podía tolerar tal independencia.
La historia demuestra que EE.UU. nunca ha sido un verdadero aliado de India.
Mientras la élite de política exterior india se muestra cautelosa ante la creciente influencia china en la región, no se observa la misma preocupación por la intromisión estadounidense en la esfera de influencia de India.
Los indios parecen haber perdonado demasiado rápido el hecho de que, en 1966, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) probablemente orquestó el asesinato del primer ministro Lal Bahadur Shastri y del principal científico nuclear Homi Bhabha.
Durante toda la Guerra Fría, EE.UU. saboteó a India como castigo por su postura de no alineamiento y su relación amistosa con la URSS.
EE.UU. también incentivó a India a iniciar una guerra con China por el Tíbet, pero cuando llegó el momento crítico, el presidente John F. Kennedy se negó a proporcionar asistencia militar. Posteriormente, cuando Bangladés luchaba por su independencia, EE.UU. envió buques de guerra a la Bahía de Bengala para amenazar a India, que solo pudo repeler la agresión gracias al respaldo de la Unión Soviética.
Con el fin de la Guerra Fría, las corporaciones estadounidenses vieron a China e India como fuentes de mano de obra barata: China en la manufactura e India en los servicios.
The US's capacity to manage its affairs as an empire is diminishing greatly, says @SpiritofHo pic.twitter.com/YltaZ0qqcV
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Sin embargo, la diferencia entre ambos países no podría ser más marcada. Mientras China se enfocó en dominar tecnologías y fomentar campeones industriales propios, las élites indias se conformaron con consumir productos estadounidenses.
Los resultados son evidentes: China ha producido gigantes tecnológicos como Huawei, BYD y ByteDance (empresa matriz de TikTok), con 135 compañías en la lista Fortune 500, mientras que India solo tiene 9.
En inteligencia artificial (IA), la tecnología más disruptiva de este siglo, China posee el 60 % de las patentes, mientras que India apenas alcanza el 1 %.
En numerosas industrias —autos eléctricos, paneles solares, baterías, teléfonos inteligentes, semiconductores, robótica, computación en la nube, biotecnología, exploración espacial, aviones de combate y buques de guerra— China ha superado ampliamente a India.
¿Por qué India se ha quedado atrás? Porque ha seguido el modelo económico estadounidense de capitalismo financiero y ha desarrollado una dependencia excesiva del dólar, la tecnología, los medios de comunicación, la medicina y la inversión estadounidense.
En política exterior, India también ha permitido una injerencia desproporcionada de Estados Unidos. Por ejemplo, podría estar comprando petróleo y gas barato de Irán o haber desarrollado hace tiempo el puerto de Chabahar, pero se ha mostrado demasiado sumisa ante las sanciones de Washington.
Asimismo, al unirse al Quad (compuesto por Estados Unidos, Japón, La India y Australia) y otros acuerdos “Indo-Pacíficos” para contener a China, o al rechazar la Iniciativa de la Franja y la Ruta, India solo está favoreciendo las estrategias geopolíticas de “divide y vencerás” de Estados Unidos.
Actualmente, Estados Unidos se beneficia de India en múltiples aspectos: mano de obra india relativamente barata en la industria del software, trabajo manufacturero de bajo costo para empresas como Apple, un vasto mercado de consumo con una creciente clase media, startups indias abiertas a la inversión estadounidense, la compra de armas por parte del gobierno indio y el uso de India como herramienta geopolítica para contener a China en los ámbitos diplomático, económico y militar.
Outrage in India over US’s ill treatment of deported migrants
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Sin embargo, el poder blando de EE.UU. en India no perdurará. En primer lugar, pronto restringirá la inmigración de trabajadores tecnológicos indios con visas H1-B. La extrema derecha estadounidense ya ha comenzado a demonizar a los indios.
En segundo lugar, a medida que India crezca y se vuelva más independiente, EE. UU. intentará contenerla. Permitirá que indios lleguen a ser directores ejecutivos de empresas como Google y Microsoft, pero no tolerará la competencia de compañías indias contra estos gigantes tecnológicos.
La hegemonía global de EE.UU. no se basa en alianzas equitativas, sino en una red de vasallos.
Incluso los europeos comienzan a despertar de su letargo. El nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, ha señalado que Europa debe trabajar para independizarse de Estados Unidos.
En una perspectiva más amplia, estamos presenciando el inexorable ciclo de la historia: otro imperio al borde del colapso.
Sin embargo, a diferencia de los siglos pasados, el dominio de EE.UU. no será reemplazado por otro imperio, sino por un mundo multipolar que democratizará la geopolítica y la geoeconomía. Organizaciones como BRICS establecerán un nuevo paradigma de cooperación y desarrollo para las naciones del Sur Global.
También llegará a su fin el privilegio extraordinario del dólar estadounidense, que ha sostenido la tiranía de las sanciones y las guerras interminables de EE. UU.
Cinco siglos de dominio occidental están llegando a su fin. Este será el siglo de Asia, Eurasia y África. India debe planificar en consecuencia.
* S. L. Kanthan, analista geopolítico, columnista, bloguero, autor y podcaster con sede en India.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.