Publicada: lunes, 16 de junio de 2025 10:31
Actualizada: lunes, 16 de junio de 2025 11:09

Seré breve y directo: los fulminantes ataques de Irán contra Israel, las instalaciones destruidas, los chillidos histéricos de los colonos de Tel Aviv, generan un placer vengativo, y reivindican a millones de personas.

Por Alejandro Kirk, corresponsal senior de HispanTV 

Por ejemplo, para quienes hemos estado sometidos por semanas y meses a la vigilancia constante de drones israelíes -zumbando invisibles día y noche en el cielo-  absolutamente indefensos, sabiendo que en cualquier momento puede caer -y cae- un misil en tu cabeza, destruir un edificio, o un barrio entero, en cualquier parte y sin motivo alguno.

Por ejemplo, para quienes hemos presenciado de cerca la destrucción total de viviendas civiles, los pedazos de seres humanos esparcidos entre los escombros dejados por un misil sionista, junto a sus pertenencias: los juguetes bañados en sangre, cuadernos, computadores, zapatos, muebles, vestidos, cosméticos, mantas, cobijas, los vestigios de vidas castigadas solo por existir.

Y el mejor ejemplo, lo que puedan sentir los martirizados habitantes de Gaza y Cisjordania, en pleno desarrollo del genocidio, víctimas del plan de “solución final” del “problema palestino”, por parte del fascismo sionista.

Es difícil describir el placer que genera ver temblando incontrolablemente la mano del sádico y cobarde vocero militar israelí, Avichai Adraee, momentos después de la primera represalia iraní contra la agresión israelí del 13 de junio. El mismo que el día anterior había proclamado representar una “nación invencible”.

¿Por qué produce placer? Porque Adraee era quien mantenía a la población del Líbano en ascuas, día tras día, anunciando ataques en zonas residenciales. Ataques que a veces no se producían, y él se burlaba de las familias que huían con lo puesto sin rumbo. Y se burlaba también de los refugiados, y de las personas que habían sido asesinadas.

Quiso mantener esa arrogancia, pero su mano derecha lo traicionó, temblando como una hoja mientras intentaba una vez más presentar al ente sionista como víctima de los despiadados musulmanes.

Las propia llamada “Fuerza de Defensa” colonial sionista comenzó a quejarse de lo insensibles que son los comandantes iraníes, que atacan  instalaciones civiles o residenciales. Los mismos que desde octubre de 2023 han estado asesinando sistemáticamente, planificadamente, a por lo menos 60 mil civiles palestinos, un  tercio de ellos niños, en Gaza.

Y ¿por qué producen placer los chillidos histéricos en Tel Aviv? Porque, según encuestas, cerca de 95 por ciento de la población colonial respalda el genocidio y la limpieza étnica, y porque de ellos, cerca de 60 por ciento encuentra que Israel ha sido “débil” al perpetrar sus crímenes.

Porque son israelíes comunes y corrientes los que distribuyen videos y memes burlándose de los niños asesinados. Porque son ellos quienes va a una colina cercana a Gaza a ver y aplaudir la masacre en vivo y en directo, y celebran los saqueos y humillaciones que sus soldados cometen contra un pueblo desarmado.

El autodenominado “pueblo elegido” está tomando de su propia medicina, ni más ni menos, y el delirante líder Benjamin Netanyahu (el polaco Mileikowsky) suplica desesperado que Estados Unidos y la OTAN entren en guerra directa con Irán, porque la indirecta no basta. Porque no alcanza con toda la asistencia militar, financiera y política que le prestan, sin la cual su potencia se vuelve cero. Porque no le alcanzan la inteligencia de los satélites y los aviones espías y los misiles de los barcos de sus patronos, para derrotar a la República Islámica de Irán.

El 13 de junio, a través de saboteadores, Israel logró desarticular la defensa antiaérea iraní en la zona occidental del país, y propinar golpes contundentes, asesinar a líderes militares y científicos, y tras ese golpe se proclamó inmediatamente vencedor absoluto.

Subestimando con frases burlonas y racistas al adversario que se perfila como su enterrador.

Dos días después comenzó el infierno que prometió Irán, y que no eran bravatas huecas. Dice el lugar común que las guerras se sabe cómo comienzan, pero no como terminan, y ésta se le fue de las manos al agresor sionista.

El mundo será sin duda un espacio mejor sin Israel y sin el sionismo racista y criminal.