Publicada: jueves, 18 de septiembre de 2025 6:55

Irán rechaza la solución de dos estados para Palestina, proponiendo en su lugar un único estado democrático determinado por un referéndum de todos los habitantes originarios.

Por: Iván Kesic

La Asamblea General de la ONU aprobó la semana pasada de manera abrumadora la llamada Declaración de Nueva York, impulsada por Arabia Saudí y Francia, que aboga por una solución de dos estados para la cuestión palestina.

Con una votación de 142 a 10, el régimen israelí, Estados Unidos, Hungría y Argentina votaron en contra de la resolución, con 12 abstenciones notables, entre ellas la de la República Islámica de Irán.

El evento fue boicoteado por EE.UU. y el régimen israelí, y la votación ocurrió un día después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declarara públicamente que no habrá un estado palestino.

La abstención de Irán está fundamentada en su apoyo de larga data a la creación de un único estado democrático en Palestina, determinado mediante un referéndum entre sus habitantes originarios.

La decisión de Teherán de no participar no fue un acto pasivo, sino una declaración política calculada y consciente, explicada en una carta formal dirigida al secretario general de la ONU, en la cual se detallaban las objeciones fundamentales a la premisa misma de la declaración.

La misión iraní ante la ONU subrayó que cualquier solución práctica debe basarse en el reconocimiento del derecho inalienable del pueblo palestino a la autodeterminación y en el rechazo del desplazamiento forzoso, principios que, según Irán, no son adecuadamente abordados por la Declaración de Nueva York.

Esta votación volvió a poner de manifiesto las profundas divisiones dentro de la comunidad internacional respecto al camino hacia una paz justa y duradera en Palestina, enfrentando una iniciativa diplomática ampliamente apoyada contra la oposición ideológica y principista de actores clave de la región como Irán.

¿Por qué Irán se abstuvo de votar sobre la solución de dos estados?

Irán se abstuvo de votar sobre la resolución de la ONU que respaldaba la Declaración de Nueva York debido a un desacuerdo profundo y principista con su contenido y los problemas subyacentes, que Teherán considera fundamentales y erróneos.

La República Islámica ha afirmado de manera constante que una paz genuina y duradera solo podrá lograrse cuando se reconozcan plenamente los derechos históricos e inalienables del pueblo palestino, una condición que la declaración, según Irán, ha ignorado.

Desde la perspectiva de Irán, la declaración distorsiona las realidades sobre el terreno al crear una falsa equivalencia entre el régimen ocupante y el pueblo ocupado, eximiendo así a la entidad sionista de su responsabilidad principal por más de ocho décadas de ocupación, crímenes horrendos y la negación de derechos fundamentales al pueblo que ha ocupado.

Teherán sostiene que la declaración deliberadamente pasó por alto la realidad de la ocupación sionista y su presencia continua en los territorios palestinos, como parte de un proyecto colonial más amplio que ha sido el principal factor de inestabilidad en la región.

Además, Irán argumenta que los autores de la declaración han ignorado intencionadamente el hecho de que el régimen israelí y los Estados Unidos son en sí mismos los mayores obstáculos para la realización de la llamada solución de dos estados, lo que hace que todo el ejercicio sea deshonesto.

El relato de los acontecimientos del 7 de octubre de 2023 también es considerado incompleto y engañoso, ya que aísla esta fecha del contexto de 80 años de ocupación y colonialismo de asentamientos, mientras ignora el derecho legítimo del pueblo palestino a la autodefensa según el derecho internacional.

Irán también ha rechazado explícitamente el llamado de la declaración a la desmilitarización de los grupos de Resistencia palestinos, considerándolo una violación de los derechos de una nación ocupada que dejaría a los palestinos indefensos.

Finalmente, la exclusión de cuestiones vitales de seguridad regional, como el establecimiento de una zona libre de armas nucleares en Asia Occidental, convenció aún más a Teherán de que la declaración no es un marco serio o integral para la paz, sino un mecanismo que allana el camino para la continuación de la crisis.

¿Qué es la solución de dos estados?

La llamada solución de dos estados es un marco propuesto para resolver la cuestión palestina mediante la creación de dos estados separados dentro de los límites históricos de la Palestina mandataria, que los expertos argumentan que busca encontrar un lugar para los sionistas en la tierra palestina.

Este modelo ha sido el paradigma dominante en los esfuerzos diplomáticos internacionales durante décadas y fue el objetivo central respaldado por la reciente resolución de la Asamblea General de la ONU.

La solución contempla un estado palestino basado en las fronteras de 1967, con Al-Quds (Jerusalén) Este como su capital, e incluye típicamente disposiciones para un intercambio de tierras negociado y una resolución del problema de los refugiados palestinos.

La declaración reciente, respaldada por 142 naciones, enmarcó esta solución como el camino viable hacia una resolución pacífica de la histórica cuestión palestina.

Sin embargo, desde la perspectiva de Irán y algunos otros países, esta solución ha demostrado ser una promesa inalcanzable a lo largo de varias décadas, y solo ha resultado en la creciente violación de los derechos palestinos por parte del ocupante.

Argumentan que ha servido para profundizar las injusticias enfrentadas por los pueblos oprimidos y ocupados al legitimar la existencia de un régimen sionista construido sobre tierras ocupadas, sin abordar las causas fundamentales del problema.

También pone en duda la continua expansión de los asentamientos israelíes ilegales en la ocupada Cisjordania, que fragmentan el territorio palestino previsto, y la realidad política dentro de la entidad sionista, donde los líderes frecuentemente rechazan el concepto en sí, como prueba de que la solución de dos estados ya no es un resultado viable ni justo, funcionando en su lugar como una cobertura diplomática para el afianzamiento de un sistema permanente de apartheid y ocupación.

¿Qué es la solución de un solo estado?

La solución de un solo estado es un modelo alternativo propuesto para resolver el estancamiento prolongado que implica la creación de un único estado democrático palestino que abarque toda la tierra entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

Este estado único sería hogar de todos sus actuales habitantes —musulmanes y cristianos palestinos, judíos israelíes y otros residentes— de manera equitativa, otorgando a todos los mismos derechos y ciudadanía sin importar su etnia o religión.

El mecanismo central para establecer este estado, defendido por la República Islámica de Irán, es la celebración de un referéndum nacional libre, democrático e inclusivo entre todos los habitantes originales de Palestina, que incluye musulmanes, cristianos y judíos que vivieron allí antes de la creación de la entidad sionista.

Este proceso exigiría el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos desplazados a su tierra ancestral para que puedan participar en la determinación de su futuro político.

Los defensores, incluido Irán, sostienen que esta es la única solución verdaderamente democrática que puede traer una paz genuina y duradera a la tierra, ya que enfrenta directamente y desmantela las estructuras de apartheid y discriminación étnica inherentes en la configuración actual.

Establecen un paralelo con la caída del régimen del apartheid en Sudáfrica, sugiriendo que una transformación similar es posible en Palestina a través de la resistencia sostenida y la presión internacional.

El estado previsto sería una democracia pluralista en la que la voluntad de la mayoría, expresada a través de procesos democráticos continuos, determinaría el gobierno y las leyes, poniendo fin al carácter judío de la entidad sionista y reemplazándolo con un estado que garantice igualdad y derechos plenos para todos sus ciudadanos.

¿Cuál es la posición de Irán sobre la cuestión palestina?

La posición de Irán sobre la cuestión palestina es absoluta y principista, basada en la creencia de que el proyecto sionista en Palestina es una empresa colonial ilegítima que debe ser confrontada y, en última instancia, revertida.

La postura oficial de la República Islámica es la de no reconocimiento de la entidad sionista y el apoyo político y moral inquebrantable a la resistencia palestina contra el régimen ocupante.

El objetivo estratégico final de Teherán es la liberación de toda Palestina, desde el río hasta el mar, no solo la libertad de una parte de ella y el statu quo en otros territorios ocupados.

Irán rechaza cualquier plan que busque dividir Palestina, incluida la solución de dos estados, la cual considera una capitulación a las demandas sionistas que pisotean los derechos del pueblo palestino e ignoran los derechos históricos de los refugiados.

En lugar de eso, Irán ha propuesto formalmente una solución democrática en cuatro etapas ante las Naciones Unidas, que incluye el retorno de todos los refugiados palestinos a su tierra natal, la celebración de un referéndum nacional con la participación de todos los habitantes originales de Palestina (musulmanes, cristianos y judíos), la creación de un sistema político basado en el resultado de ese referéndum y las decisiones posteriores de ese sistema electo sobre los demás residentes actuales.

La República Islámica sostiene que el pueblo palestino tiene un derecho inalienable a la autodefensa y a resistir la ocupación, tal como se reconoce bajo el derecho internacional, y proporciona apoyo a una amplia gama de grupos de Resistencia en toda la región, basado en su oposición a la ocupación, más que en su identidad sectaria.

Irán ha llamado consistentemente a un alto al fuego inmediato e incondicional en Gaza, a un acceso humanitario sin restricciones y a la reconstrucción, pero cree firmemente que una paz duradera será imposible mientras la ocupación no termine por completo y los derechos del pueblo palestino sean restaurados plenamente mediante un proceso democrático e inclusivo que refleje su verdadera voluntad.

¿Cuál fue la posición del Imam Jomeini?

El fundador de la Revolución Islámica, Imam Jomeini (que descanse en paz), consideraba la cuestión palestina no como una preocupación periférica, sino como un pilar central y definitorio de su ideología revolucionaria, y como una obligación religiosa desde el mismo inicio de su movimiento político contra el régimen Pahlavi respaldado por Occidente.

Su profundo compromiso con la causa palestina fue lanzado al discurso público durante su histórico sermón de Ashura en 1963, donde condenó explícitamente los lazos del régimen Pahlavi con el régimen israelí y enmarcó el proyecto sionista como una tragedia catastrófica diseñada para usurpar la tierra palestina y destruir los mismos cimientos del Islam, el Corán y la erudición islámica.

Esta declaración pública fue precedida por advertencias escritas, como su carta de marzo de 1963 a los sindicatos de Qom, donde alertó urgentemente a los musulmanes de todo el mundo sobre el peligro existencial que representaba el régimen israelí, que amenazaba no solo a Palestina, sino a toda la Umma (comunidad) islámica, su independencia y sus economías, que él consideraba en peligro de ser apoderadas por los sionistas.

Para el Imam Jomeini, la causa palestina trascendía la mera solidaridad política. Era una lucha fundamental y civilizacional, donde el aumento del poder de la entidad sionista significaba la sumisión y destrucción deliberada del mundo musulmán.

Esta perspectiva informaba su postura consistente e inquebrantable, en la que caracterizaba a la entidad sionista como un tumor canceroso que debía ser erradicado, una obligación que él consideraba incumbente a todos los musulmanes para evitar que esta entidad consumiera a otras naciones islámicas.

 

Los mecanismos para combatir esta amenaza, según el Imam Jomeini, eran amplios y requerían una unidad y resistencia absolutas de la Umma islámica.

Rechazaba vehementemente cualquier camino de negociación o compromiso con el régimen israelí, viendo tales acciones como una traición a la causa musulmana, una convicción que quedó claramente demostrada cuando cortó las relaciones diplomáticas de Irán con Egipto tras el reconocimiento de la entidad sionista por parte de Anwar Sadat a través de los Acuerdos de Camp David, los cuales condenó como un pacto traicionero que fortaleció el frente israelí y dividió a la nación musulmana.

En lugar de la diplomacia, el Imam Jomeini prescribió un conjunto de principios prácticos: proporcionar apoyo integral a las primeras líneas de batalla, evitar diferencias autodestructivas, rechazar el miedo a los defensores del sionismo, forjar unidad entre los gobiernos islámicos y romper relaciones con cualquier nación que normalizara relaciones con el régimen israelí, junto con ayuda material y espiritual de los pueblos musulmanes, incluyendo sangre, medicina y alimentos.

Reconociendo el fracaso de los gobiernos árabes para adherirse a este camino, se dirigió directamente a las masas musulmanas, anunciando el Día Mundial de Al-Quds como un símbolo anual de solidaridad musulmana internacional y un medio para revitalizar el espíritu islámico y la vigilancia, instándolos a separarse de los líderes que comprometían y tomar control de la lucha por la liberación.

Finalmente, la postura del Imam Jomeini quedó inmortalizada en su testamento político-divino, donde consagró el apoyo a Palestina como un principio eterno, enmarcando la cuestión como una lucha cósmica entre la opresión y la justicia, e instruyendo a las generaciones futuras que los enemigos de Palestina eran enemigos de Dios, del Corán y del Islam mismo.

Su solución nunca fue la dependencia de potencias orientales u occidentales, sino una adhesión firme a las enseñanzas de los Imames Infalibles, abogando por la autosuficiencia, la resistencia inquebrantable y la unidad de los oprimidos.

De este modo, estableció a Palestina como el eje indiscutible de la unidad musulmana y la prueba definitiva para confrontar la opresión, un legado que continúa definiendo la política exterior de la República Islámica y su compromiso ideológico con la resistencia palestina contra un régimen fraudulento y usurpador.

¿Cuál es la posición del ayatolá Seyed Ali Jamenei?

La perspectiva del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, sobre la cuestión palestina está fundamentalmente enraizada en una narrativa histórica que enmarca la creación de la entidad sionista como un proyecto colonial deliberado orquestado por las potencias occidentales, particularmente el Reino Unido y, más tarde, los Estados Unidos, para fracturar el mundo musulmán y mantener la dominación imperial sobre Asia Occidental.

Afirma que la ocupación no se logró por medios legítimos, sino mediante un proceso calculado de engaño, manipulación de la opinión pública global y fuerza brutal contra la población palestina indígena, comenzando con la compra de tierras a terratenientes ausentes a precios inflados y escalando hacia la expulsión violenta de agricultores y residentes de sus hogares.

Esta injusticia histórica, en su opinión, fue facilitada por una campaña global de propaganda que retrataba sistemáticamente a los colonos sionistas como víctimas oprimidas, mientras que los palestinos desplazados y resistentes eran enmarcados como agresores, invirtiendo así la realidad del problema y ganando simpatía internacional para los ocupantes.

El Líder identifica tres fundamentos clave sobre los cuales se construyó el proyecto sionista: la crueldad y violencia implacables hacia los habitantes árabes, una manipulación sofisticada de los medios globales para distorsionar la verdad y la colusión o cabildeo extenso con gobiernos poderosos e instituciones internacionales como las Naciones Unidas, que él sostiene han protegido consistentemente al régimen israelí de rendir cuentas.

Para el ayatolá Jamenei, el sufrimiento de los palestinos no es una simple disputa territorial, sino el problema central para toda la Umma islámica, representando un tumor maligno plantado en el corazón del mundo musulmán diseñado para evitar la unidad, socavar el poder de la unidad musulmana y servir como una base permanente para la agresión occidental y sionista contra las naciones islámicas.

Consecuentemente, rechaza cualquier solución diplomática que implique negociar con el régimen usurpador, incluida la solución de dos estados, que él considera una legitimación de la ocupación y un engaño impráctico que solo ha habilitado más expansión y violencia israelí.

En su lugar, ha propuesto un estado único y democrático que abarque toda la Palestina histórica determinado por un referéndum entre todos los habitantes originales —musulmanes, cristianos y judíos— como el único camino justo y viable hacia la paz, una solución que cree debe ser alcanzada a través de una resistencia inquebrantable respaldada por todo el mundo musulmán.

A principios de esta semana, en la 26.ª Feria Internacional del Libro de Bagdad, fue presentado el libro del Líder de la Revolución Islámica Referéndum en Palestina, que expone sus puntos de vista sobre la cuestión palestina.

El libro aboga por un referéndum como un método racional, justo y civilizado para poner fin al sufrimiento del pueblo palestino y allanar el camino hacia su liberación de la ocupación sionista.

Destaca el regreso digno de todos los palestinos a sus lugares de origen, el derecho de todos los palestinos —incluidos musulmanes, cristianos y judíos nativos— a votar, y la continuación de esfuerzos integrales hasta que los ocupantes israelíes cumplan con la voluntad del pueblo palestino.


Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.