“Abordamos cada negociación con confianza y estamos dispuestos a hacer todo lo necesario para nuestros intereses nacionales y la paz de nuestro pueblo. Esperamos que las conversaciones den resultados en el tiempo oportuno”, dijo la portavoz del Ejecutivo iraní, Fateme Mohayerani, en una entrevista concedida el viernes a la cadena japonesa NHK News.
Este sábado, las delegaciones de Irán y Estados Unidos mantendrán una tercera ronda de discusiones indirectas en Mascate, capital de Omán, con la intermediación del anfitrión.
Además del encuentro indirecto entre los negociadores jefe, se producirá una reunión técnica, que estará liderada por Michael Anton, en representación de los estadounidenses, y por los viceministros de Exteriores Mayid Tajt Ravanchi y Kazem Qaribabadi, por la parte iraní.
En este sentido, la vocera del Gobierno iraní reiteró que Irán se mantiene cauteloso respecto a las verdaderas intenciones de la Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, respecto a las pláticas y apoya un diálogo libre de presiones y amenazas.
Mohayerani negó también los esfuerzos de la Administración Trump de introducir cuestiones no nucleares (como el programa de misiles de Irán y su apoyo a los grupos de la Resistencia en la región) en las conversaciones. “Estas negociaciones se limitan estrictamente a cuestiones nucleares y rechazamos cualquier intento de ampliar el alcance de las discusiones”, zanjó la funcionaria.
En las negociaciones, Irán busca el levantamiento de todas las sanciones económicas ilegales impuestas en su contra por Estados Unidos a cambio de algunas limitaciones en su capacidad nuclear pacífica, mientras que algunos funcionarios estadounidenses han apuntado en algunas ocasiones al programa convencional de misiles iraní y la influencia de la República Islámica en Asia Occidental.
Teherán insiste en que no negociará su derecho a enriquecer uranio para fines pacíficos, mientras que Washington ha mencionado en público las posibilidades de desmantelar completamente el programa atómico iraní.
Hasta ahora, Trump ha repetido sus amenazas militares contra el país persa en caso de no cerrar un acuerdo, a la vez que mantiene su llamada “política de máxima presión” contra Teherán, impuesta después de que Washington abandonó unilateralmente el pacto nuclear de 2015.
Las autoridades iraníes han minimizado las amenazas, prometiendo dar un fuerte golpe recíproco a Estados Unidos o Israel en caso de una posible agresión bélica. En esta línea, el canciller Araqchi, quien lidera la delegación persa en las pláticas, ha enfatizado que, aunque “el camino de la diplomacia está abierto”, la República Islámica está preparada también “para otras opciones”, y sabe muy bien cómo defenderse.
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