En 2018 será el Space Launch System (SLS) el encargado de convertirse en el cohete más potente jamás fabricado. Si el Saturno se fabricó para llevar al hombre a la Luna (hecho que logró en julio de 1969), el supercohete SLS tiene un objetivo doblemente ambicioso: ser la plataforma que permita viajar a Marte.
Este es el único cohete que puede reducir el tiempo a la mitad y duplicar la ciencia y la exploración", afirmó el ingeniero Tony Castilleja.
El cohete en desarrollo tendrá 8,5 millones de libras de empuje. "Eso es 31.747 a plena potencia", dice el ingeniero Tony Castilleja, que agrega que "este es el único cohete que puede reducir el tiempo a la mitad y duplicar la ciencia y la exploración".
Una estructura de metal gigante de pie con varios metros de ancho se eleva hasta cerca de 60 metros dentro de la planta de ensamblaje Michoud de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de EE. UU. (NASA, en inglés), en Nueva Orleans.

"Lo que estamos viendo es el sistema de soldadura más grande del mundo", valora Jackie Nesselroad, quien está liderando el equipo de Boeing que está soldando el cohete más poderoso del mundo. "Se trata del mejor trabajo que hay en la Tierra", agrega exultante.
El SLS no será reutilizable como el Blue Origin, del empresario Jeff Bezos, que acaba de aterrizar por segunda vez consecutiva.
Tampoco es un sistema como el SpaceX de Elon Musk, que contrata a la NASA para transportar suministros a la Estación Espacial Internacional.
En cambio, el SLS tiene un cliente y una misión: llevar astronautas al espacio profundo. Está diseñado para la exploración más allá de la órbita terrestre baja.
El primer vuelo de prueba no tripulado está previsto para finales de 2018. Para 2021, el cohete se supone que debe llevar astronautas a bordo de la cápsula espacial Orión a lugares que el ser humano no ha pisado nunca.
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