Es un signo del “asentamiento permanente de los activos estratégicos de Estados Unidos en la profundidad de la región Asia-Pacífico”, afirmó el viernes un comunicado difundido por la agencia norcoreana KCNA, que condena el deliberado intento de Washington por imponer su influencia militar en el Indo-Pacífico.
El avión B-1B, apodado “Cisne de la Muerte”, es un bombardero estratégico supersónico empleado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, especialmente en Corea del Norte y Corea del Sur. A principios de este mes, Pyongyang condenó un acuerdo entre Washington y Tokio sobre misiles, dijo que era una amenaza a la seguridad de la región y avisó que reforzaría su capacidad disuasoria ante esa “amenaza”.
Esto ocurre en medio de un aumento considerable de fuerzas y equipamiento militar estadounidense en diferentes regiones del mundo.
El Ejército de Estados Unidos definió la semana pasada este despliegue como una muestra del compromiso de la Casa Blanca con la región del Indo-Pacífico y con su estabilidad y seguridad, mientras que Pyongyang señaló que Washington realiza “esfuerzos desesperados” para ejercer presión sobre los países regionales y ampliar el alcance de su intervención militar.
Corea del Norte puso de relieve, asimismo, que las amenazas estadounidenses son un círculo vicioso, donde ahora EE.UU. “optó por emplazar de largo plazo sus bombarderos estratégicos en Japón con el intento de empeorar más que nunca el nivel de enfrentamiento con los países regionales”.
En febrero pasado, Pyonyang alertó a EE.UU. que dejara de lado sus “amenazas militares” si tenía preocupaciones sobre la seguridad de su territorio.
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