Publicada: lunes, 28 de abril de 2025 6:44

La reciente declaración del presidente sirio Ahmed al-Sharaa, quien ha manifestado la disposición de su país para normalizar relaciones con Israel y sumarse a los Acuerdos de Abraham “bajo las condiciones adecuadas”, marca un giro fundamental en la política exterior de Siria.

Esta oferta, que surge en un contexto de creciente presión económica y diplomática sobre Damasco, se enmarca en un intento más amplio de lograr el levantamiento de las sanciones internacionales y abordar la prolongada ocupación israelí de los Altos del Golán, un territorio sirio que Israel ocupa ilegalmente desde 1981. Sin embargo, este movimiento hacia la normalización no está exento de serias interrogantes sobre las consecuencias que podría tener para la soberanía de Siria y su posición en la región.

La Desaparición de la Exigencia Histórica: Un Precipitado Acercamiento a Israel

Durante décadas, la restitución de los Altos del Golán fue una de las demandas más inquebrantables de Siria en su política exterior. Bajo el liderazgo de Bashar al-Asad, este principio se mantuvo firme, respaldado por el derecho internacional y apoyado por una gran parte de la comunidad internacional. La devolución de los Golán a Siria se consideraba una condición esencial para cualquier tipo de acercamiento con Israel. Sin embargo, bajo el liderazgo de al-Sharaa, la postura parece haber cambiado radicalmente.

La disposición de al-Sharaa para considerar la normalización con Israel "bajo las condiciones adecuadas" deja entrever que la restitución de los Golán ya no es una condición imprescindible para Damasco. En cambio, parece que se está priorizando la necesidad de la reconstrucción económica y la reintegración diplomática en la comunidad internacional por encima de la defensa de la soberanía territorial de Siria. Este cambio de enfoque plantea serias dudas sobre qué significa realmente esa "condición adecuada" y qué concesiones está dispuesto a hacer Siria en nombre de un acercamiento con Israel.

Este cambio de postura no solo es preocupante desde el punto de vista político, sino también estratégico. Siria está perdiendo una oportunidad crucial para defender su integridad territorial, mientras en la región se consolidan acuerdos que refuerzan la posición de Israel y sus aliados. Mientras se trabaja por la normalización, la ocupación israelí de los Altos del Golán continúa sin respuesta efectiva por parte del nuevo régimen de Damasco, lo que podría tener consecuencias irreversibles para la soberanía siria.

Un Discurso que Abandona la Resistencia: El Precio de la Integración Internacional

El gobierno de al-Sharaa ha decidido abandonar la retórica antiisraelí que durante años fue la piedra angular de la política exterior siria. Este giro en el discurso ha sido interpretado por muchos como un intento de mejorar la imagen de Siria ante la comunidad internacional y los actores occidentales. Damasco, que durante años luchó contra la ocupación israelí y las agresiones, ahora parece dispuesto a negociar con Israel bajo un marco que implica la aceptación de la realidad de la ocupación.

Uno de los gestos más significativos en esta nueva estrategia fue la declaración de al-Sharaa de que Siria no busca conflicto con Israel ni con ningún otro país. Al comprometerse a respetar el Acuerdo de Separación de Fuerzas firmado entre Siria e Israel en 1974, al-Sharaa no solo deja entrever una aceptación tácita de las condiciones actuales impuestas por Israel, sino que también renuncia a la lucha activa por la restitución del Golán. Este cambio puede ser interpretado como un reconocimiento de la ocupación, lo que abre un escenario en el que Siria podría estar dispuesta a ceder aún más en sus principios nacionales si se le ofrece alguna forma de reconocimiento o ayuda internacional.

La Inacción ante la Agresión Israelí: Un Regalo a la Impunidad

La pasividad de Siria frente a los ataques continuos de Israel sobre su territorio es una de las características más alarmantes del nuevo régimen. Desde la caída del régimen de Bashar al-Asad, Siria ha sido blanco de constantes ataques aéreos israelíes, sin que haya habido una respuesta significativa por parte de Damasco. Según el grupo de monitoreo Armed Conflict Location and Event Data (ACLED), los ataques israelíes se intensificaron de manera alarmante en diciembre de 2024, superando en número los ataques aéreos llevados a cabo durante todo el año 2023. Los investigadores de ACLED informan que, en las primeras 48 horas de esos ataques, Israel destruyó entre el 70% y el 80% de las capacidades militares estratégicas del régimen anterior.

Este asalto aéreo no solo refleja la impunidad con la que Israel actúa en territorio sirio, sino también la completa falta de una respuesta efectiva por parte del nuevo liderazgo de Damasco. La falta de represalia no solo pone en evidencia la debilidad de Siria en términos militares y diplomáticos, sino que también revela el costo de priorizar la aceptación internacional y los intereses económicos por encima de la defensa de su soberanía.

La Doctrina Israelí: Manipulando las Minorías para Asegurar la Ocupación

Uno de los aspectos más preocupantes del enfoque israelí en Siria es la manipulación de las minorías y la división interna como herramienta para consolidar su ocupación. A través de la "doctrina de la periferia", Israel ha buscado aprovechar las tensiones internas en los países árabes y forjar alianzas con minorías religiosas y actores regionales. En Siria, uno de los objetivos de Israel ha sido presentar su agresión como una “campaña de apoyo” al pueblo druso, una comunidad religiosa que ha mantenido una postura ambigua frente al régimen de Damasco.

Los drusos en Siria, que suman aproximadamente 700,000 personas, han sido históricamente una de las comunidades minoritarias más importantes del país. Si bien algunos sectores de la comunidad drusa han solicitado mayor protección y garantías de seguridad en un contexto de creciente inestabilidad, la gran mayoría de los drusos sigue comprometida con el Estado sirio y rechaza cualquier tipo de “protección” por parte de Israel. No obstante, Israel ha intentado manipular esta situación al promover la idea de que está actuando en beneficio de los drusos, buscando dividir a la comunidad y restar apoyo al gobierno sirio.

Nir Boms, presidente del Foro de Investigación sobre Siria en el Centro Moshe Dayan en Tel Aviv, expresó recientemente que su think tank había formado parte de un grupo que mantuvo conversaciones directas con al-Sharaa. Boms destacó que ciertos actores dentro de la oposición siria, incluyendo a Sharaa podrían estar dispuestos a seguir un "nuevo camino" y que existe una oportunidad para el progreso en Siria, siempre y cuando se jueguen bien las cartas. Sin embargo, la intervención de Israel en estos procesos de diálogo subraya la manipulación que lleva a cabo para asegurar sus propios intereses en la región, mientras trata de presentar su agresión como una “ayuda” a las minorías.

¿Un Futuro de Soberanía o de Sumisión?

El giro pragmático de Siria, encabezado por al-Sharaa, representa una tentativa de adaptación a nuevas realidades geopolíticas y una necesidad urgente de superar los desafíos internos del país. La normalización con Israel podría ofrecer ventajas en términos de apoyo económico y diplomático, pero a un alto costo. La pérdida de principios fundamentales, como la defensa de los Altos del Golán, y la aceptación tácita de la ocupación israelí, podría resultar en una erosión irreversible de la soberanía nacional.

El futuro de Siria no solo dependerá de sus alianzas estratégicas o de la normalización con Israel, sino de su capacidad para equilibrar la necesidad de reconstrucción con la defensa de sus principios fundamentales. Si Siria se inclina demasiado hacia la aceptación de las demandas extranjeras y las condiciones impuestas por Israel, podría perder su posición en la región y, lo que es peor, permitir que la ocupación israelí se consolide de manera aún más permanente.

Este enfoque pragmático, si bien podría traer ciertos beneficios a corto plazo, pone en peligro la independencia de Siria y pone en riesgo el futuro de un país que ha luchado durante años por mantener su soberanía frente a las agresiones extranjeras. En última instancia, el camino hacia la normalización con Israel debe ser evaluado con extrema cautela, ya que sus consecuencias podrían ser más profundas y destructivas de lo que se anticipa.