Cerca de 41 800 personas han perdido la vida y aproximadamente 97 000 han resultado heridas, a las que se suman alrededor de 10,000 desaparecidos que se teme yacen bajo los escombros. Esta devastadora cifra fue proporcionada por Ayadil Saparbekov, jefe de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los territorios palestinos ocupados.
Se estima que alrededor del 25% de los lesionados ha sufrido daños que marcarán su vida de manera irreversible, enfrentándolos a una nueva realidad de limitaciones permanentes.
El médico subrayó el grave impacto de los ataques recurrentes en el sistema de salud de Gaza, con un escalofriante conteo de al menos 516 agresiones que han costado la vida a 765 personas. Mientras tanto, la situación se agrava por la falta de medicamentos, combustible y personal médico, lo que ha creado una crisis sin precedentes.
Más de mil profesionales de la salud han sido asesinados
Ante la creciente magnitud de la crisis y el constante incremento de heridos debido a la incesante violencia, Saparbekov reveló que solo el 43 % de los hospitales opera de manera limitada, con una capacidad total de 1500 camas. Además, se han instalado diez hospitales de campaña que ofrecen otras 650 camas, esenciales para atender a los afectados.
El médico y portavoz de la OMS, en una conmovedora teleconferencia con los medios acreditados ante las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, compartió un testimonio íntimo sobre su lucha del último año por mantener en pie el frágil sistema sanitario de Gaza. Con voz entrecortada, rememoró el desgarrador “hedor a sangre en descomposición y muerte” que permeaba el patio del hospital Al-Shifa, el más grande de Gaza, que sufrió un asedio implacable y ataques durante semanas a manos del ejército israelí.
Falta de tratamiento y acceso a un hospital seguro
“Recuerdo el pánico y el miedo en los rostros de la gente cuando llevaban corriendo a sus seres queridos a hospitales desbordados, donde los pacientes estaban esparcidos por plantas, pasillos y todos los espacios posibles. Fui testigo de pacientes que aullaban de dolor debido a la falta de tratamiento del dolor”, destacó.
Saparbekov evocó sus experiencias en Gaza, donde tuvo la oportunidad de escuchar la impactante historia de un cirujano del hospital As-Sahaba. Este médico le relató con profunda tristeza cómo, en un momento crítico, se vio obligado a amputar la pierna de su sobrina en la cocina de su hogar, debido a la falta de acceso a un hospital seguro.
Actualmente, el único centro de rehabilitación para extremidades en Gaza, ubicado en el hospital Al-Naser, se encuentra inoperativo, al igual que el único hospital psiquiátrico de la región.
Previo al estallido del conflicto, el 20 % de la población ya lidiaba con trastornos mentales, y los estragos de un año de enfrentamientos despiertan preocupaciones alarmantes sobre el agravamiento de esta situación.
Asimismo, la falta de servicios esenciales como oncología, resonancia magnética y cirugía pediátrica especializada es notable, junto con otros muchos recursos sanitarios vitales que brillan por su ausencia.
Saparbekov alabó la indomable fortaleza del pueblo palestino y compartió la inspiradora historia de un hombre que, con ingenio y determinación, transformó una muleta rota y un trozo de madera en una prótesis de pierna, demostrando que la adversidad puede convertirse en un nuevo camino hacia la esperanza.
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