• Miembros del Ejército estadounidense.
Publicada: jueves, 21 de julio de 2016 9:44
Actualizada: jueves, 16 de marzo de 2017 7:33

Un periodista norteamericano señala que no es difícil imaginar a un Trump como presidente de EE.UU., cuyas acciones permitan un golpe de Estado en su contra.

Los estadounidenses ven el reciente fallido golpe de Estado en Turquía como una noticia exótica, pues la consideran algo ajeno; no obstante, deberían pararse un momento y pensar en la perspectiva de inestabilidad que traería consigo el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, si gana las presidenciales.

Así se pronunció el miércoles el periodista James Kirchick en el diario californiano Los Angeles Times, al argumentar que Trump, al ser un personaje con tintes de autoritarismo, no tardaría en actuar en contra de la Constitución norteamericana.

En este sentido, añadió que el imaginario conservador podría dar órdenes ilegales o absurdas al Ejército estadounidense, como torturar a los terroristas.

De acuerdo con Kirchick, dentro del Ejército estadounidense, los militares, que han jurado lealtad a la Carta Magna y obedecer al Gobierno de la nación, se verían abocados a elegir entre acatar los órdenes de quien no respeta la ley o enfrentarse a él.

 

Según el periodista, los soldados optarían por un alzamiento militar contra aquel presidente que no respetase las normas. A lo largo de la campaña, Trump se jactaba de que podría pedir a los soldados estadounidenses que cometiesen crímenes de guerra y que no habría ninguna posibilidad de resistencia por su parte.

En este contexto, recordó unas declaraciones del exjefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) cuando George W. Bush era presidente, el general retirado de las Fuerzas Aéreas Michael Hayden, quien aseguró que si Trump llegase a pedir a los soldados que matasen a las familias de los terroristas, los efectivos estadounidenses se negarían en rotundo.

Kirchick también hizo referencia a la candidata demócrata, Hillary Clinton, al decir que, pese a sus defectos, por lo menos no ordenaría un ataque nuclear contra un país cuyo líder no le haya estrechado la mano en una cumbre internacional.

Las elecciones presidenciales de EE.UU. de este año están marcadas por la gran decepción de la mayoría de los estadounidenses, que están obligados a elegir entre dos candidatos a los que consideran deshonestos y hasta peligrosos. Uno es proclive a fomentar el racismo en su país y la otra es acusada de crear al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).

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