• Aviones de combate rusos Sujoi Su-35 durante un ensayo en la región rusa de Krasnoyarsk, 1 de agosto de 2019. (Foto: Reuters)
Publicada: viernes, 4 de febrero de 2022 15:55

En plena escalada de tensiones con Moscú, cazas de la OTAN interceptan varios aviones militares rusos que sobrevolaban el mar Báltico y el de Barents.

A través de un comunicado publicado este viernes, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha anunciado que cazas F-15 de EE.UU. despegaron de urgencia para interceptar aviones rusos que operaban cerca del espacio aéreo aliado sobre el mar Báltico.

Se trataba de dos Sujoi Su-35 y dos MiG-31, según ha explicado la Alianza Atlántica, antes de aseverar que estos cazas escoltaban a un avión de transporte ruso Tupolev TU-154.

En otro altercado distinto, agrega la nota, cazas noruegos y británicos interceptaron aviones rusos que volaban desde Barents hacia el mar del Norte el jueves. Conforme ha explicado la Fuerza Aérea de Noruega, se trataba de un avión nodriza junto a varios bombarderos realizando misiones de reabastecimiento en vuelo.

 

“El avión ruso no entró en ningún momento en el espacio aéreo aliado y todas las interacciones fueron seguras y profesionales”, recalca la OTAN.

La Fuerza Aérea de Rusia realiza vuelos regulares sobre las aguas neutrales del Báltico y Barents, en conformidad estricta con las normas internacionales del uso del espacio aéreo, sin violar las fronteras de otros Estados, tal y como subraya el Ministerio ruso de Defensa.

El incidente ha coincidido con las tensiones con el Occidente, bajo las afirmaciones de EE.UU. y sus aliados de que Rusia se está preparando para “invadir” Ucrania. Incluso, Washignton acusa a Moscú de “producir un vídeo gráfico de propaganda, con cadáveres y actores que simularían ser gente de luto” para justificar un ataque a su vecino.

Por su parte, Moscú tacha las acusaciones de “absurdas” e “infundadas”, y avisa que EE.UU. intenta provocar una guerra en la zona del este europeo, colindante con el territorio ruso, mediante el “doble juego” de seducir a Ucrania con la promesa de su membresía en la OTAN, para seguir vendiendo armas a Kiev e impedir la influencia de Rusia en el Occidente.

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