“El llamado mes de Ramadán debe ser eliminado, y nuestro miedo a este mes también debe ser eliminado”, dijo el ministro israelí de patrimonio, Amichai Eliyahu, en una entrevista concedida a la radio del ejército de Israel, antes del mes sagrado de los musulmanes, que comenzará alrededor del 10 de marzo.
Sus polémicos comentarios se produjeron después de que las agencias de inteligencia y seguridad israelíes y estadounidenses advirtieran sobre el peligro de que posibles disturbios por el acceso a la Mezquita Al-Aqsa, en la ciudad de Al-Quds (Cisjordania) durante el sagrado mes de Ramadán (noveno mes del calendario lunar islámico) se extiendan a la comunidad árabe de Israel y desencadenen una reacción en cadena en toda la región mientras Israel lleva a cabo una ofensiva militar brutal contra Gaza desde octubre pasado.
Algunos de los ministros de extrema derecha del gabinete del primer ministro, Benjamín Netanyahu, entre ellos el ministro de seguridad interna, Itamar Ben-Gvir, reconocido por sus declaraciones racistas, ha pedido imponer restricciones a los palestinos de Cisjordania e impedirles orar en la Explanada de las Mezquitas durante el mes del Ramadán e incluso prohibir el acceso a los árabes menores de 70 años.
En la entrevista, Eliyahu, sin embargo, dijo que Israel debería ignorar las posibles tensiones durante el mes sagrado en Gaza y Cisjordania, devastadas por la guerra.
Tanto Eliyahu, como Ben-Gvir, han hecho declaraciones racistas y han llamado a matar a palestinos en la Franja de Gaza desde el inicio de la brutal ofensiva militar israelí en octubre pasado que se ha cobrado más de 30 400 civiles palestinos.
El ministro de seguridad interna israelí pidió anteriormente desplazar a los palestinos de Gaza, restaurar los asentamientos ilegales judíos en el enclave costero, así como matar a tiros a mujeres y niños palestinos.
Eliyahu, por su parte, ha hecho comentarios igualmente violentos, incluso en noviembre cuando dijo que “usar un arma nuclear era una opción” para el ejército israelí durante su ataque a Gaza, afirmando que el territorio “no tenía derecho a existir”.
Estos comentarios racistas han desatado la ira del Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidense (CAIR), que instó al presidente estadounidense, Joe Biden, a condenarlos también. “Una vez más, un funcionario israelí [...] ha hecho abiertamente comentarios genocidas que la Administración Biden no ha condenado. Ya es suficiente”, dijo el director ejecutivo adjunto de CAIR, Edward Ahmed Mitchel.
El grupo musulmán de derechos civiles más grande de EE.UU. denunció además que Israel “está librando una guerra contra toda la población palestina, así como contra sus símbolos culturales, desde las iglesias hasta las mezquitas e incluso el propio Ramadán”.
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