Israel es un régimen ilegítimo, terrorista e incapaz ante la Resistencia y grupos como HAMAS y el Movimiento de la Yihad Islámica.
En reacción a la reciente decisión de una corte egipcia de declarar a HAMAS “organización terrorista”, el vicecanciller iraní de Exteriores para Asuntos Árabes y Africanos, Husein Amir Abdolahian, recalcó que ese movimiento “no es una organización terrorista”.
En tanto, el diplomático iraní señaló que “el régimen de Tel Aviv es un régimen ilegítimo, terrorista e incapaz ante la Resistencia y grupos como HAMAS y el Movimiento de la Yihad Islámica”.
El Cairo vuelve a arremeter contra HAMAS, después de ilegalizar a otro grupo islámico con gran apoyo popular en Egipto como son los Hermanos Musulmanes (HHMM).
La República Islámica rechaza fuertemente cualquier forma de terrorismo, independientemente de su lugar, esté en Egipto, Irak, Siria y Yemen o en África o Europa.
Con respecto a los HHMM, que, de hecho, llegaron al poder a través de Mohamad Mursi, uno de sus miembros, y que fue derrocado en julio de 2013 por medio de un golpe de Estado militar liderado por el actual presidente, Abdel Fatah al-Sisi, Amir Abdolahian expresó que ese movimiento forma parte de la realidad actual de Egipto.
“Hay que adoptar una actitud realista y distinguir entre los grupos políticos opositores y el terrorismo; cualquier parte que se empeñe en cometer actos terroristas será rechazada por el mundo”, sostuvo.
Al final de sus afirmaciones, reiteró que la República Islámica rechaza fuertemente cualquier forma de terrorismo, independientemente de su lugar, esté en Egipto, Irak, Siria y Yemen o en África o Europa.
En respuesta a la petición del abogado egipcio, Samir Sabri que, en su denuncia, acusa al jefe de la dirección política de HAMAS, Jaled Mashal, de “planear la escalada de violencia en el Sinaí”, la misma jornada del sábado un tribunal egipcio declaró a HAMAS como una “organización terrorista”.
A este respecto, los líderes de ese movimiento palestino han recordado que esa medida dañaría aún más la reputación de El Cairo y supone un “intento a la desesperada para exportar la crisis interna de Egipto”.
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