El Ministerio de Defensa de Irán anunció el viernes el asesinato del científico nuclear Mohsen Fajrizade en un ataque terrorista perpetrado cerca de Teherán, sobre el cual varias pruebas señalan a EE.UU. e Israel como autores de este atentado.
En una carta dirigida al director general de la AIEA, Rafael Mariano Grossi, Irán recordó el jueves los servicios brindados por el destacado físico iraní Fajrizade, en concreto, en la producción de kits de detección del nuevo coronavirus y la vacuna anti-COVID-19 en Irán, en un momento en que el país persa se encuentra bajo sanciones inhumanas de EE.UU. que obstaculizan gravemente el acceso del país a medicamentos y suministros médicos.
Kazem Qaribabadi, el representante permanente de Irán ante las organizaciones internacionales asentadas en Viena (Austria), indicó en el texto que hay claras pruebas de que el régimen israelí estuvo involucrado en el ataque terrorista y dijo que este acto tan brutal viola los principios del derecho internacional y derechos humanos, así como la Carta de las Naciones Unidas.
“Este es otro ejemplo de terrorismo perpetrado por el régimen terrorista más atroz del mundo, con el objetivo de poner en peligro la paz y seguridad internacionales, amenazar la integridad territorial, la inestabilidad regional, destruir los derechos humanos e impedir el desarrollo socioeconómico de naciones independientes”, afirmó.
Al destacar que el terrorismo es un serio desafío para todo el globo, Qaribabadi llamó a la comunidad internacional a cumplir con sus obligaciones bajo la ley internacional y condenar estos actos tan inhumanos.
En esta línea, añadió: “La República Islámica de Irán espera firmemente que la Agencia Internacional de Energía Atómica condene este acto terrorista de manera transparente e incondicional. Ahora es una oportunidad para que la AIEA ponga fin al asesinato de científicos nucleares”, enfatizó.
Mohsen Fajrizade era el director de la Organización de Investigación e Innovación Defensiva del Ministerio de Defensa de Irán y su papel en la industria de la defensa iraní fue sumamente determinante.
Su asesinato se suma al de otros científicos nucleares iraníes que fueron ultimados en actos de hostilidad, orquestados por el servicio de inteligencia de Israel y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU.
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