Las compañías estadounidenses habían abrigado la esperanza de introducirse en el mercado de Irán, con más de 80 millones de posibles consumidores, como resultado de la aplicación del convenio nuclear suscrito entre Irán y el G5+1, pero, preocupadas por las amenazas de la Administración Trump de abandonar el pacto con Teherán e imponer nuevas sanciones, han dado marcha atrás.
El diario estadounidense Wall Street Journal inicia con dichas palabras un informe publicado el jueves, donde se describe cómo piensa el mandatario de su país renegociar el acuerdo nuclear firmado entre Irán y el G5+1(EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania).
En enero, Trump prometió retirarse del convenio conocido oficialmente como Plan Integral de la Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) si no se realizaban cambios sustanciales y se imponían restricciones al programa de misiles balísticos iraníes.
Las empresas de Estados Unidos podrían haber conseguido beneficios en Irán de no haber existido presiones (por parte del presidente Donald Trump) para que no entren en el mercado de Irán”, afirma el ministro del Petróleo de Irán, Biyan Namdar Zangane.
En el informe del diario norteamericano se recogen las declaraciones del Zangane hechas al rotativo, donde este apunta directamente a Trump como único culpable de impedir que las empresas estadounidenses puedan acceder y beneficiarse de transacciones con los iraníes.
“Las empresas de Estados Unidos podrían haber conseguido beneficios en Irán de no haber existido presiones (por parte del presidente Donald Trump) para que no entren en el mercado de Irán”, según el titular iraní de petróleo.
Los temores a nuevas sanciones promovidas por el Departamento del Tesoro de EE.UU. han mantenido a raya a muchas de las compañías estadounidenses, incluso cuando los fabricantes de automóviles franceses Renault y Peugeot y el gigante petrolero Total se han reintroducido en Irán, señala Wall Street Journal.
El pacto nuclear sellado en 2015 alivió las sanciones internacionales injustas contra Irán a cambio de restricciones a su programa nuclear, y gracias a las excepciones otorgadas por el Departamento del Tesoro de EE.UU. a los embargos económicos vigentes en ese momento, muchas empresas globales ingresaron en el mercado persa, con lo que iniciaron una nueva era de transacciones con este país.
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