En octubre de 2022, Irán rubricó un contrato para exportar 40 turbinas de gas de fabricación doméstica a Rusia, en un momento en que Moscú enfrentaba dificultades para mantener su infraestructura energética debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados, principalmente la Unión Europea (UE), tras el inicio del conflicto bélico en Ucrania.
Reza Noushadi, director ejecutivo de la Compañía iraní de Ingeniería y Desarrollo del Gas, en declaraciones recogidas en aquel entonces por la agencia local de noticias Tasnim, destacó que Irán había alcanzado una autosuficiencia del 85 % en la producción de equipos necesarios para su industria del gas. Gracias a esta capacidad, el país estaba en posición de exportar tecnología clave, como las turbinas de gas, a naciones aliadas.
“Los éxitos industriales del país no se limitan a los campos de misiles y drones, y ahora el 85 % de las instalaciones y equipos que necesita la industria del gas se construyen en el país. Con el respaldo de esta capacidad, recientemente se firmó un contrato para exportar 40 turbinas de fabricación iraní a Rusia”, expresó.
El acuerdo en cuestión representó un paso significativo en la creciente cooperación entre Irán y Rusia, ambos países ricos en reservas de gas natural y sometidos a estrictas sanciones internacionales. La colaboración energética se fortaleció aún más en julio de 2022, cuando la Compañía Nacional de Petróleo de Irán y la rusa Gazprom firmaron un memorando de entendimiento por un valor de 40 000 millones de dólares para inversiones conjuntas en proyectos de petróleo y gas.
La entrega de las turbinas iraníes ayudó a Rusia a mitigar los efectos de las sanciones que habían afectado la operación de sus infraestructuras energéticas, incluyendo la imposibilidad de mantener adecuadamente su infraestructura de gas. Un ejemplo destacado es la disputa en torno a una turbina Siemens enviada a Canadá para mantenimiento, cuya devolución fue bloqueada por las sanciones, afectando el funcionamiento del gasoducto Nord Stream 1.
La empresa iraní MAPNA, un gigante de la infraestructura nacional y apodada en ocasiones el “Siemens iraní”, fue la responsable de fabricar las turbinas exportadas. Ha desarrollado más de 5000 megavatios en plantas de energía térmica a nivel mundial y recientemente ha iniciado la producción de turbinas impulsadas por hidrógeno.
Este acuerdo no solo reforzó los lazos bilaterales entre Irán y Rusia, sino que también representó un desafío directo a las sanciones occidentales, demostrando la capacidad de ambos países para colaborar y avanzar en sus objetivos energéticos a pesar de las restricciones internacionales.
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