Varios miembros del equipo de transición de Donald Trump dijeron al portal Axios que el magnate republicano adoptaría un enfoque más contundente respecto al Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, reelegido para un tercer mandato en los comicios del 28 de julio, cuyos resultados desconocieron Washington, Europa y algunos países latinoamericanos.
Un asesor de Trump, que habló bajo condición de anonimato, indicó el sábado a Axios que el entrante presidente quiere que el líder chavista tenga la misma suerte que el presidente sirio, Bashar al-Asad, derrocado en diciembre pasado, tras una ofensiva relámpago de la oposición armada que tomó el control del país árabe.
“No nos importaría en absoluto ver a Maduro siendo vecino de Al-Asad en Moscú [a donde se refugió tras ser destituido]”, aseguró la fuente, aunque matizó que “el cambio de régimen no significa necesariamente una acción militar”.
La migración masiva —casi 8 millones de personas han migrado de Venezuela en la última década— figura entre las principales razones que motivan el interés de Washington en derrocar a Maduro. Trump ha acusado a Maduro de facilitar la entrada de bandas criminales como ‘Tren de Aragua’ hacia Estados Unidos, lo que ha rechazado categóricamente el líder chavista, que responsabiliza a la extrema derecha venezolana por llevar a los delincuentes al país norteamericano.
La riqueza petrolera de Venezuela es otra razón por la que Washington intenta derrocar a Maduro y sustituirlo por un presidente alineado a las políticas de Occidente.
A finales del año pasado, los inversores estadounidenses montaron una campaña de presión para intentar distender las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela.
Para ello, propusieron en noviembre lo que equivalía a un acuerdo de petróleo por migrantes en el que Estados Unidos aliviaría las sanciones y obtendría más productos petrolíferos como el asfalto de Venezuela. A cambio, Venezuela aceptaría frenar la emigración o tal vez recuperar a millones de migrantes deportados de EE.UU.
Sin embargo, Trump no ha expresado entusiasmo por llegar a un acuerdo con Maduro y considera su caída como una opción mejor.
El 9 de enero, después de que la líder de la extrema derecha venezolana María Corina Machado fuera arrestada brevemente, Trump defendió a la opositora —acusada de traición a la patria en Caracas—, a la que calificó como “un luchador por la libertad” y dijo que debe “permanecer segura”.
Durante su primer mandato (2017-2021) Trump también apoyó un cambio del régimen en Venezuela, reconociendo al líder opositor Juan Guaidó como “el presidente interino” de Venezuela, y endureciendo las sanciones económicas al país sudamericano, conato del golpe de Estado que fracasó.
ftm/ctl/mkh