La medida forma parte de los esfuerzos que, supuestamente, buscan facilitar el flujo de asistencia humanitaria tras la caída del gobierno del presidente Bashar al-Asad.
La exención, conocida como una “licencia general”, también permite algunas transacciones energéticas y el envío de remesas personales a Siria hasta el 7 de julio. No obstante, esta medida no levanta ninguna de las sanciones impuestas contra el país levantino.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos alegó que la acción busca “ayudar a garantizar que las sanciones no obstaculicen servicios esenciales y funciones de gobernanza en todo Siria, incluidos el suministro de electricidad, energía, agua y saneamiento”.
Un funcionario estadounidense, hablando bajo condición de anonimato, aseguró que la medida demuestra buena voluntad hacia el pueblo sirio y no hacia la nueva administración de HTS.
El subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, también declaró en un comunicado que Washington “continuará apoyando la asistencia humanitaria y una gobernanza responsable en Siria” durante el actual período de transición.
Esta exención temporal refleja el doble rasero de la política exterior de Estados Unidos en Siria, donde durante el anterior gobierno sirio de Bashar al-Asad, Washington, junto al Reino Unido, la Unión Europea y otros gobiernos occidentales impusieron duras sanciones a Damasco durante el conflicto armado respaldado por extranjeros contra el país en 2011.
De hecho, esta medida ha generado críticas y escepticismo, ya que muchos cuestionan si realmente beneficiará al pueblo sirio o si simplemente servirá a intereses políticos y estratégicos más amplios del mismo Estados Unidos.
Una nueva demostración de los estándares de doble moral de EEUU
La posición oficial declarada por Estados Unidos en Siria pos-Asad, por diversas razones, refleja contradicciones y objetivos estratégicos a largo plazo que este país persigue para aumentar su influencia en la región y asegurar la protección del régimen israelí.
Un claro ejemplo de esta contradicción se observa en el enfoque de EE.UU. hacia Hayat Tahrir Al-Sham, que ha estado en la lista de organizaciones terroristas durante años, y Washington, incluso, ofreció una recompensa de 10 millones de dólares por la captura de Mohamad al-Golani, líder de HTS.
Sin embargo, tras la caída de Al-Asad, Washington, envió una delegación a territorio sirio apenas dos semanas después de que Al-Golani llegara al poder en Damasco, para reunirse y dialogar con el líder de Tahrir al-Sham, y, además, revocó la orden de arresto en su contra, para la cual había establecido una recompensa de 10 millones de dólares.
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