Cámara al Hombro: Bolsonaro, un villano ambiental
El Gobierno de Jair Bolsonaro ha paralizado las políticas de preservación, lo que ha causado, desde hace meses, el deterioro de parte de la Amazonía.
En Brasil, la preocupación por la cuestión ambiental sigue en aumento. El Gobierno de Bolsonaro ha paralizado las políticas de preservación, lo que ha causado, desde hace meses, el deterioro de parte de la Amazonía y el incremento de la crisis climática en Brasil.
El actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, ha demostrado varias veces, a través de nombramientos, decisiones y declaraciones, su desinterés por proteger la Amazonía, un bosque tropical esencial para frenar el calentamiento global. Para el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), Bolsonaro tiene una política ambiental equivocada.
Bolsonaro, un ultranacionalista de extrema derecha, ya dijo varias veces que detesta a las ONG y a los activistas, en general, por sus luchas en defensa de la Amazonía. Pero la verdad es que los especialistas indican un notable aumento, en los últimos meses, de la deforestación y el riesgo de que ello sea irreversible.
El mandatario brasileño ha dejado en claro que el papel de Brasil como potencia agrícola exportadora le interesa mucho más que el de “guardiana del pulmón del planeta”.
Las ONG también atribuyen al discurso presidencial de haber envalentonado a madereros y productores rurales, inclusivo por iniciar los incendios. Según el propio gobierno, muchos de estos incendios fueron criminales, anunciados con anticipación por agricultores y ganaderos de la región.
Hasta estos momentos, desde el inicio de 2019, se registraron más de 80 000 incendios forestales en Brasil. Este es el peor resultado desde agosto de 2010, cuando tuvieron lugar 45 018 brotes de incendios en la Amazonía.
Brasil alberga el 60 % de la selva amazónica, que es un regulador importante para los sistemas vivos del planeta y también para la tasa de lluvia del país. Sus árboles absorben alrededor de 2000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año y liberan el 20 % del oxígeno del planeta.
Ese enorme trecho de tierra y selva concentra el 60 % de la biodiversidad del mundo, incluyendo especies animales y vegetales que aún no han sido catalogadas y estudiadas por la ciencia. Eso sin contar, por supuesto, que la Amazonía es el hogar de 34 millones de personas, incluidas 385 comunidades indígenas, que desde hace años luchan por la defensa y el reconocimiento de su identidad y territorio.
Rony Curvelo, Sao Paulo (Brasil).
mhn/anz/rba