Cámara al Hombro: La tuberculosis: un drama para más de 30 000 peruanos
Un reporte de la Organización Panamericana de la Salud ubica a Perú como el país con mayor incidencia de tuberculosis en América, solo por detrás de Haití. Esta enfermedad es un verdadero drama para pacientes y familiares que enfrentan, al mismo tiempo, un complejo tratamiento y una persistente pobreza.
En Perú, la tuberculosis es una enfermedad que pone en riesgo la vida de más de 30 000 peruanos y que refleja con suma contundencia las brechas sociales y económicas que existen en el país. El agente infeccioso se contagia a través del aire por lo cual toda persona es susceptible de adquirirla. Sin embargo, los peruanos más pobres son quienes más la padecen. El médico infectólogo del Hospital Dos de mayo Eduardo Ticona estudia desde hace décadas esta enfermedad.
Según un reporte de la Defensoría del Pueblo hecho en Lima, en el distrito de San Juan de Lurigancho, el Cercado y la provincia constitucional del Callao, se concentran la mayor cantidad de casos de tuberculosis. No es coincidencia que estos distritos tengan altos índices de pobreza, hacinamiento y una deficiente atención en los servicios de salud.
La falta de infraestructura no solo se advierte en los hospitales. En las postas médicas del Ministerio de Salud también se evidencian estas carencias. Pese a los esfuerzos de las personas que trabajan en el Centro de Salud Palermo, la infraestructura de esta posta ubicada en el Callao y las condiciones de vida de muchas de las personas que llegan allí, son un claro ejemplo del abandono y la marginalidad de quienes viven con esta enfermedad.
La pobreza, una condición que se ha incrementado en los últimos años y en especial en Lima, según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática, es un terreno fértil para la tuberculosis pues supone el hacinamiento y el abandono. Sin embargo, no es la única razón para adquirir la enfermedad. El abuso de drogas y alcohol, son dos razones que explican la alta deserción de pacientes que inician el tratamiento.
No solo las personas con estas adicciones renuncian al tratamiento. La constancia que implica el proceso, el alto número de pastillas y la ineficiente atención en los centros de salud, llevan a muchas personas a desistir. Melecio Mayta, actual director de la Asociación de Personas Afectadas por Tuberculosis, cuenta el drama que viven quienes tienen esta enfermedad.
Pese a que existe una ley y un programa para combatir la tuberculosis aprobada por el Ministerio de Salud, un informe de la contraloría revela que los casos aumentaron en 500 durante 2016.
Por estar ligada a la condición socioeconómica, la tuberculosis no debe ser vista como una enfermedad individual, sino como la de toda una sociedad. Combatirla requiere no solo de un mejor sistema de salud, sino de una política de estado para erradicar la pobreza, la desnutrición y las inadecuadas condiciones de vivienda.
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