Cámara al Hombro: Lucha contra la precariedad en España
La crisis económica en España sigue azotando a las familias con menos recursos. La fragilidad de los empleos puede condicionar la evolución de una desigualdad mayor en el futuro.
Más trabajos, pero también más inestables y con sueldos más bajos. Una precariedad a la que se ven abocados muchos españoles y jubilados, que protestan contra el Gobierno por la pérdida de su poder adquisitivo.
Pedro Gallego tiene 72 años y es jubilado. Sale de su casa en Alcorcón (Madrid) para reunirse con sus compañeros de la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones. Su espíritu combativo le ha llevado a luchar por su pensión y a denunciar en la calle la precariedad que sufren muchas familias.
La lucha de Pedro contra la clase política es un camino largo que comparte con otros colectivos. Una batalla que se ha intensificado en los últimos meses ante la falta de una redistribución equitativa de la economía.
Miles de personas no soportan esta precariedad y se han echado a las calles de toda España. Marchas de todo el país han confluido en el barrio obrero de Vallecas y de ahí hasta el centro de Madrid, la capital de España.
El desembarco en España de otra empresa internacional como Uber, ha puesto en jaque al sector del taxi. La lucha del trabajador contra grandes empresas se produce también en el operador español de servicio postal, Correos.
Por otra parte, Policía Nacional y Guardia Civil han logrado respuesta del Gobierno con sus protestas por una mejora de sus condiciones laborales. Algo que no ha ocurrido con los bomberos.
La sentencia del caso Gürtel que condena al Partido Popular (PP) ha sido la gota que ha colmado el vaso para que los ciudadanos se echen a la calle. Los sectores educativo, científico y socio sanitario, van de la mano contra el Ejecutivo Central.
De hecho, el salario medio de una auxiliar de ayuda a domicilio como Mª José Serrano con cinco trienios y una jornada de 30 horas, apenas alcanza los 800 euros al mes.
Defender sus derechos y ocupar su lugar en la escena que les corresponde. Es el mensaje que han transmitido los colectivos y no pararán hasta conseguirlo.
Alejandro Melgares, Madrid.
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