Cámara al Hombro: Hacinamiento y altos costos de la vivienda en Chile
Crece sin parar la cantidad de personas sin techo en Chile, principalmente a causa de los altos costos de la vivienda en las zonas urbanas del país.
Ante este déficit, algunas organizaciones sociales han levantado sus propios proyectos, con viviendas que superan con creces los estándares de calidad que ofrece el Estado, y sin arrastrar deudas con los banqueros. ¿El costo? Nueve años de lucha por el sueño de la casa propia.
La toma Galvarino es un asentamiento ilegal que cobija a 32 familias que no pueden acceder a vivienda. Aquí comenzaron a instalar sus improvisadas casas, un baño y un sector comunitario para comer y organizan la lucha por su casa propia.
En Chile son llamados campamentos, un asentamiento en teoría de tránsito hasta la vivienda definitiva. Desde comienzos del siglo XX, extensas tomas de terreno han moldeado las ciudades y la experiencia política de millones de chilenos.
Según cifras de la organización Techo, hay 40 mil familias viviendo en más de 700 campamentos en todo Chile.
La situación de la vivienda en Chile es dramática: las cifras de personas sin techo son iguales o superiores que hace 30 años atrás. En la contraparte, la industria inmobiliaria anota sus mejores cifras en la última década.
El Movimiento de Pobladores en Lucha, una histórica y combativa organización de los sin techo, ha gestionado un complejo habitacional. Las viviendas superan los estándares de las construidas por el Estado: tienen mejor conectividad, más metros cuadrados, mejores materiales y mejores áreas comunes. Y por lejos, superan al mercado: son departamentos sin deuda.
En Santiago, capital de Chile, se evidencia una proliferación de proyectos inmobiliarios y un retroceso del Estado, reducido a fiscalizador y con escasa injerencia en la organización del territorio.
El Estado subsidia la oferta, entregando financiamiento a las personas para la adquisición de sus casas o departamentos con las inmobiliarias que bullen en el mercado chileno.
Con autogestión y acciones de lucha directa, este movimiento ha logrado construir viviendas para más de 2000 familias, disputándole jugosos terrenos al mercado inmobiliario.
Nicolás Astudillo y Leonel Retamal, Santiago.
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